La miel, ese alimento tan exquisito para el paladar y tan sabroso y adictivo para los amantes de lo dulce, es amigo de la belleza y debería estar más valorado. Es ideal no solo para calmar la tos, ya que la miel dentro del campo de la belleza, tiene muchas propiedades excelentes.
Unas de éstas, es que además de ser antimicrobiana y antiséptica, es astringente y suavizante. Justo uno de los puntos que buscamos en una crema hidratante, en un tónico facial, en una mascarilla.
Hay un sinfín de mascarillas hechas a base de miel, como la mascarilla hidratante para todo tipo de pieles y la exfoliante:
La mascarilla humectante para el rostro se hace solamente con una cucharadita de miel y otra de yogurt. Se mezclan bien las dos cucharaditas y se aplica sobre la piel limpia, dejándola actuar durante 10 minutos. Una vez pasado este tiempo, se lava el rostro y la piel queda más hidratada.
La mascarilla hecha con miel y almendras, sirve para hidratar y exfoliar, sobre todo las zonas más secas del cuerpo como los codos, las rodillas, las manos. Mezcla una cucharada de miel, otra de aceite de almendras y 6 gotas de jugo de limón. Una vez que está toda la “pasta” unificada, aplícala como la anterior, durante 10 minutos. Después de ese tiempo, aclara la zona con agua para dejar la piel bien limpia.
Así que, mientras tengamos miel para curar nuestro organismo por dentro y unas cucharadas para cuidarlo por fuera, ya será suficiente. Buena, bastante económica y natural... ¿qué más se puede pedir?
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