En todo el mundo se calcula que 200 millones de mujeres padecen la enfermedad, y que al menos una tercera parte de las mujeres de más de 50 años de edad pueden sufrir una fractura osteoporótica a lo largo de su vida.
Si sumamos la población europea y la de Estados Unidos, es posible que más de 30 millones de mujeres se vean afectadas por esta enfermedad.
En general, el riesgo de padecer osteoporosis es menor en los varones, ya que éstos tienen índices más altos de masa ósea, y por lo tanto, la pérdida de hueso que pueden soportar también es mayor.
Los varones también tienen una menor esperanza de vida y no sufren una repentina reducción de las hormonas sexuales a la vez que un periodo de pérdida acelerada de masa ósea, como es el caso en las mujeres durante la menopausia.
No obstante, otros factores, como el estilo de vida sedentario, el tabaco, el consumo excesivo de alcohol, una mala alimentación o el uso de medicación con esteroides, también pueden incrementar el riesgo de sufrir fracturas tanto en varones como en mujeres. De hecho, el 30% de todas las fracturas que se producen se da en varones.
La sorprendente capacidad del organismo humano para renovarse y curarse a sí mismo garantiza que haya un equilibrio perfecto entre las pérdidas que sufre y lo que recupera. Del mismo modo en que lo hacen las células de la piel, el hueso se elimina y renueva constantemente, lo que mantiene al esqueleto fuerte y sano.
En este proceso, que se conoce como "renovación del hueso", unas células llamadas osteoclastos se adhieren a la superficie del hueso, eliminan una pequeña zona de hueso viejo y crean una cavidad.
Inmediatamente después de esto, aparecen los osteoblastos, que son unas células que sintetizan el mismo volumen de nuevo tejido óseo que había sido eliminado por los osteoclastos. De este modo se mantiene un equilibrio perfecto.
Sin embargo, en las mujeres que se aproximan a la menopausia, y después del inicio de ésta, el equilibrio entre la eliminación y renovación del hueso se altera, y la pérdida de hueso es superior a la renovación de éste.
Si este desequilibrio se prolonga, el resultado suele ser la presencia de osteoporosis. Con el tiempo, las mujeres que padecen osteoporosis pueden llegar a perder hasta la mitad de su masa ósea (densidad mineral ósea o DMO).
Los estudios realizados han puesto de manifiesto que una pérdida de tan sólo el 10% de masa ósea en la columna vertebral incrementa por dos el riesgo de padecer una fractura de columna, y un 10% de pérdida de masa en la cadera incrementa en 2,5 veces el reisgo de sufrir una fractura de cadera.
Hay varios factores que pueden influir en la pérdida de hueso en una mujer, entre los que se incluyen una alimentación inadecuada y la falta de ejercicio físico.
Pero un factor fundamental en la pérdida de hueso que experimentan muchas mujeres postmenopáusicas es la pérdida gradual de estrógenos, que son las hormonas producidas por los ovarios y que, además de regular los periodos menstruales, desempeñan un papel fundamental para mantener la masa y resistencia al hueso.
Las fracturas osteoporóticas más frecuentes son las de cadera, muñeca y columna. Las fracturas de columna se asocian con una pérdida de estatura y con la curvatura de la columna. Muchas fracturas de columna se producen porque algunos esfuerzos cotidianos, como levantar la bolsa de la compra, provocan que se rompan los huesos que ya están debilitados.
Fundación Hispana de Osteoporosis y Enfermedades Metabólicas Óseas