Síntomas
- Episodios de manía, donde se ve un claro aumento de energía, que la persona no puede dejar de sentir. Una creatividad y desenvoltura social muy por encima de su normal funcionamiento. Pierden autocrítica, muchas veces niegan que algo esté mal y se enojan con quienes se lo señalan.
-Puede observarse euforia o irritabilidad.
- Hay una disminución marcada del sueño, y aún así, permanecen con gran energía.
- Hablan rápido, de manera tal que se dificulta seguir el ritmo de la conversación. Sus pensamientos se encuentran como fuera de control, acelerados. Cambian de tema con mucha facilidad.
-Tienen sentimientos de poder, grandeza o importancia.
- Tienen conductas excesivas en todas las áreas... gasto de dinero, sexualidad aumentada, conducta interpersonal inapropiada, inversiones económicas inadecuadas, etc.
En casos severos, pueden tener delirios o alucinaciones (escuchar o ver cosas que no están en la realidad).
Episodios depresivos
- Sentimientos de tristeza, desánimo.
- Marcada disminución de energía.
- Pérdida de la capacidad para sentir placer, lo cual lleva a un desinterés en todas sus áreas.
- Alteraciones del sueño, donde se dan los extremos: la persona duerme muchas horas o sufre de insomnio.
- Alteraciones del apetito. Come demasiado o pasa a estar inapetente, perdiendo peso.
- Aparecen problemas para concentrarse y dificultad para tomar decisiones.
- Se presentan sentimientos de culpa y baja autoestima.
- Aparecen pensamientos de muerte.
Herencia y estacionalidad
Algunas personas tienen más episodios maníacos; otros, tienden a hacer más episodios depresivos (o ambos).
Tienden a repetirse en familias en las que hay antecedentes de este tipo de trastornos. Es un problema hereditario, relacionado a la falta de estabilidad de los impulsos nerviosos en el cerebro. Muchas veces, hay un patrón estacional... por ejemplo, hipomanía en verano y depresión en invierno. Los episodios pueden variar en su duración, desde días a meses (incluso a veces, años).
Pueden recuperarse de un episodio y pasar años sin síntomas; otros, pueden tener leves oscilaciones hacia arriba y hacia abajo.
Es importante tratar lo antes posible este tipo de trastorno, ya que cuanto más episodios tenga la persona, más difícil será tratar el siguiente. En estos casos, tendrá con más frecuencia futuros episodios... es como una especie de “encendido” que se da cada vez con más rapidez, si no es tratado.
El estilo de vida, influye mucho como disparador. El stress es uno de los peligros mayores, que actúa como detonante de estos trastornos, cuando hay una vulnerabilidad genética previa.
El tratamiento debe incluir fármacos estabilizadores del humor (que los indicará el psiquiatra); muchas veces, combinados con antidepresivos, según el tipo de trastorno, u otra medicación que ayude también a tratar otros síntomas como el insomnio, la ansiedad, etc.
La psicoterapia con psicólogo especializado en este tipo de trastorno, es importante para hacer los cambios necesarios en el estilo de vida del paciente, para ayudar a combatir el stress y evitar futuras recaídas... enseña al paciente a manejar sus problemas, a detectar cuáles son los signos que pueden anunciar un futuro episodio, y trabaja también, con la familia, para enseñarle qué debe hacer cuando se da uno de estos episodios.
Tanto la persona que lo padece, como la familia, se benefician mucho aprendiendo todo lo relacionado a este trastorno; mejora mucho su calidad de vida, ya que posibilita que la persona pueda tener una vida normal, al saber cómo manejarse con sus síntomas y así, prevenir y controlar lo antes posible, cualquier tipo de inconveniente que se presente en el transcurso de su vida.
El éxito del tratamiento, depende del trabajo en conjunto.
Ps. Silvia Cardozo
ensil@adinet.com.uy
Terapeuta Cognitivo-Conductual
Técnico en Sexología Clínica
Integrante, Coordinadora y Docente de Suatec (Soc. Uruguaya de Análisis y Terapia del Comportamiento)
Teléfono del consultorio: 2 707 90 27