- Cuestiona a todos tus amigos, lo que haces, la ropa que usas, lo que dices.
- No te respeta
- Te llama a cada rato... quiere saber con quién estás.
- Te sientes obligada a dar explicaciones todo el tiempo.
- Te cuidas de decir todo lo que sientes... te resulta difícil decir no.
¡Cuidado! Los celos excesivos buscan controlar parte de tu vida, pero los puedes llegar a confundir con “muestras excesivas de cariño”.
¿Qué hacer? ¿Cómo seguir?
Las reacciones violentas empiezan de a poco y suelen empeorar, aunque por momentos se atraviesan etapas más tranquilas. Cuando se le pasa el enojo, te pide disculpas. No esperes a que se ponga peor.
Es importante que:
- no dejes que tome decisiones por tí
- no permitas que te diga qué hacer o decir
- no permitas que te rete, te insulte, te grite o te hable con prepotencia
- no permitas que te humille ante otros
- no te alejes de tus familiares o amigos
- no dejes que te amenace, que te empuje, agreda o golpee
- no permitas que te obligue a mantener relaciones sexuales si no quieres.
Si estás pasando una situación de este tipo, no te quedes sola:
- comparte con adultos de confianza (padres u otros familiares adultos, docentes), la situación que estás atravesando.
- en los momentos de pelea y tensión, apártate de la situación y, si es necesario, busca ayuda. Ten a mano los números telefónicos a los cuales se pueda recurrir ante situaciones de emergencia: adulto de confianza, policía, líneas telefónicas para atención de la violencia, etc.
- pide ayuda a profesionales capacitados en la problemática, ya que tienes derecho a vivir sin violencia.
Publicado por la Sociedad Argentina de Pediatría