Primero deberíamos saber qué es para cada uno “ser espiritual”. Yo lo asocio con paz interior, con meditar, fluir y muchas cosas positivas. También siento que hay una especie de “moda”, que muchas veces sí incomoda. Agradezco al mercado de la oferta y la demanda, donde todo lo “espiritual”, lo “sano”, por estar de moda, están mucho más al alcance para poder consumirlos.
Consumir lo que la sociedad nos ofrece y más si es positivo, podría ser bueno, pero... ¿realmente integramos estos aspectos a nuestra vida o solo cuando estamos en la clase de yoga, de mindfulness o lo que sea, donde en una o dos horas sentimos que ya cumplimos, y que eso ya nos convierte en seres más elevados?
En primer lugar considero que ser un ser elevado, es justamente no ser “elevado”: implica no estar por encima, ni tampoco por debajo de nadie. Es incorporar cosas buenas para mí, pero también compartirlas. Aclaremos que esto no implica ir haciendo donaciones de cosas que ya no quieres, y es una forma de quitártelas de encima... o colaborar con dinero generalmente por “culpa”, para que eso no te pase. Donar cosas está muy bueno y felicito a quienes lo hacen, ya que lo que uno no necesita o no quiere más, puede ser muy útil para otros, pero... ¿donamos Amor?
¿Hemos aprendido a amarnos con nuestros aciertos y desaciertos? Dar amor no es ir dando abrazos por ahí, a menos que lo desees ¡claro! El Amor a veces es tanto más sencillo. El Amor puede ser decir “buen día”, a cada persona que te cruzas... desde el vecino, hasta el guardia del lugar donde vas a hacer las compras, como al cartonero cuando vas a tirar la basura.
Ser espiritual, supongo que es adherir el discurso con la acción. Tuve la suerte de tener un gran profesor que me mostró como yo era capaz de juzgar aquello que consideraba malas acciones y atacar, cuando cada uno de nosotros y sin excepción, ha tenido sus luces y sombras. Entonces un proyecto muy difícil, el cual estoy transitando ya que aún no lo he logrado, y es algo de todos los días... es dejar de juzgar a los demás, ya que nunca sabemos dónde vamos a estar; y si me tocara estar en esa situación, habiendo aprendido a no juzgar a otros, podré abrazarme y quererme sin juzgarme, y sin permitir que otros lo hagan.
Yo misma, era de las personas que firmaban por el fin de la matanza de los delfines en Japón, la matanza de los perros en China y me di cuenta que como defendía una cosa, también la juzgaba; pero yo, desde otro lugar hacía lo mismo. Defendía a los perros etc., pero me comía las vacas donde en India, por ejemplo, son sagradas. ¿Quién soy para juzgar? Si lo que puedo hacer es tener un discurso sano y si elijo defender a los animales, no pasa por ver qué hacen los demás, sino ¿qué estoy haciendo yo para cambiar esto?
Me encontré con personas sanas, vegetarianas, que no toman bebidas colas, sino solamente agua, y está muy bien; pero por ejemplo, toman éxtasis que va muy bien con agua. Tampoco quiero juzgar, pero sí tratar de que todos tomemos conciencia, que no es tanto lo que decimos sino lo que hacemos. Intenta tener un discurso coherente, no a tus preferencias fáciles sino a tu vida en general.
Me pasa en la escuela de mi hijo, donde juegan al rugby: un deporte donde se golpean y me dicen que esto genera unión de grupo. Aún no lo entiendo... ¿a través de los golpes? Nos preocupamos si en la escuela enseñan francés, inglés, alemán... no sé , pero… ¿y si buscamos que las escuelas lleven un poco de paz a estos niños, que ya de chicos tienen que lidiar con tanto estrés, con algo tan simple como cerrar los ojos, cruzar las piernas, inhalar lo bueno y exhalar lo malo?
Un año es espiritual si tú deseas que lo sea... no porque esté de moda. Sabemos que “vende” decir que este será un año espiritual.
Transforma tu vida, tu estilo, comparte una sonrisa, dedica tiempo para ti y aquellos que te rodean. Cuídate, como cuidarías a quien más amas. Transita este camino lo más abierto que puedas, hacia cosas que te hagan bien. Acerca tu discurso a tus acciones... juzga menos y haz más.
Y siempre, siempre sonríe. Que seas muy feliz en este nuevo año, con las luces y las sombras que todos poseemos.
Viviana Vaisenberg
Terapeuta Cognitiva Comportamental
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