Caracterísiticas
Las personas que se enfrascan en las relaciones "a cualquier precio", viven su vida y sus relaciones con temor a quedarse solas, a que nadie las quiera, a ser abandonadas, a no ser dignas de amor y soportan desprecios de su pareja... malos tratos, desinterés, infidelidades reiteradas y más... siempre pensando que se lo merecen o que es el precio que “deben pagar”, para que su pareja las quiera y no las deje.
Este tipo de vínculo tan dependiente, tiende a ser muy patológico y difícilmente dure con una persona que no lo es o que no tiene una patología complementaria, ya que esa dependencia es muy demandante y suele ahogar a la pareja.
En ocasiones sufren incluso antes de empezar el vínculo... se "enganchan" con quien no les "da corte".
Por paradójico que parezca, no les atraen las relaciones donde pueden obtener este tipo de afecto en forma natural, a través de personas amables, sensibles, que las quieran como son. Cuando esas relaciones aparecen como posibles, en general, las encuentran aburridas o directamente lo descartan y sólo se interesan o se "enganchan" en relaciones no correspondidas, complicadas, que representan un desafío e implican hacer un esfuerzo superior, por lograr obtener eso que no tienen.
En las relaciones no correspondidas, se empeñan en seguir insistiendo, porque no imaginan estar sin el otro... como si su vida se fuera en esa pérdida.
Causas
El estar en estas relaciones, representa recrear en el presente esa situación que pasaron en la infancia... pero ahora, con otra persona. El fin es subsanar o ganar la batalla en esta nueva oportunidad; batalla que estarán destinadas a perder y van a repetir siempre ese modelo, hasta lograr entender que es que tienen que trabajar consigo mismos para ganar la batalla y no, con el otro.
El “hoy” se convierte en un escenario más donde se manifiestan y repiten estas necesidades que se traen desde la infancia.
Estas personas tienen una bajísima autoestima. En general, terminan siendo abandonadas; y esto refuerza aún más su falta de autoestima y de sentir que no son dignas de ser queridas.
En algunos casos se vinculan con personas que tienen problemas, piensan que por eso son inaccesibles, pero que luego que mejoren las van a querer. Y así tratan de ayudar en todo a esa “reciente pareja” para subsanar su problema, con la esperanza interna de recibir amor a futuro. Según su visión, ese es el “precio a pagar”. Y en general esto no pasa, porque si su pareja llega a solucionar su problema, ya no la necesita y termina dejándola también, porque muchas veces el vínculo estaba basado en la solución del problema y nada más.
Signos de alerta
El primer llamador al que hay que prestar atención, es cuando la persona pone al otro por encima de ella misma: vive en función del otro, porque cree que así ganará su cariño. No logra darse cuenta que merece ser querida, sin tener que hacer ningún esfuerzo desmedido; probablemente como consecuencia del esfuerzo que aprendieron a tener que hacer desde chicas, para lograr la atención y el amor de alguno de sus padres. Por generalización de la conducta, lo trasladan en el presente, a sus parejas.
Cuando trato estos casos, hablamos siempre de que es muy difícil que alguien le de valor a una persona que no se lo da a sí misma.
Cuando la persona empieza una relación a “cualquier precio”, no va por buen camino
Las relaciones tienen que ser correspondidas o dejarlas a tiempo.
Esto es algo que a las personas involucradas en las relaciones "a cualquier precio", les cuesta mucho hacer. Siempre están dispuestas a subir la apuesta con el otro, porque el enganche está ahí mismo: en ese supuesto esfuerzo que deben hacer (“pagar”).
Así se va por la vida con un historial de fracasos amorosos, que retroalimentan la patología en forma negativa.
¿Qué hacer?
Primeramente hay que entender de dónde proviene esa necesidad y evitar “engancharse” en relaciones con “precio a pagar”.
El entender de dónde sale esta conducta en su origen, es el primer paso... pero no alcanza con eso. Hay que dar todos los pasos siguientes, para salir de ese círculo que se retroalimenta negativamente.
Se debe trabajar sobre esa “necesidad del otro” y poder reforzar su autoestima, dándose cuenta que no necesita a esa persona... que se basta a sí misma.
Estar con alguien es una elección y no una necesidad imperiosa, en la que se va la vida.
La base de una relación sana, es estar en pareja si eso hace feliz a ambas partes. Si una relación no es correspondida, ya llegará otra mejor en algún momento.
Todas las personas merecen ser queridas y no tienen que hacer esfuerzos extra para lograrlo.
Es muy importante ponerse metas propias, que mejoren su autoestima y su forma de percibirse a sí mismas.
El estar en pareja no tiene que ser un problema más, al contrario.
Se trata de compartir proyectos comunes y también personales, donde existen dos personas con el mismo valor y derechos. No hay uno por encima del otro, sino dos personas que se acompañan en ese camino y se facilitan el crecimiento personal y como pareja.
No hay esfuerzos desmedidos de un lado para lograr que el otro permanezca en la pareja: hay dos personas que quieren estar juntas y no hay que convencerlas, porque es lo que desean.
Ps. Silvia Cardozo
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