Aproximadamente, una tercera parte de nuestra vida la pasamos durmiendo: disponer de una superficie óptima de acuerdo a nuestras necesidades, es vital para disfrutar de un descanso reparador.
Nuestra superficie de descanso, debe reunir las tres características que se indican a continuación:
Firmeza
El colchón debe ser firme para evitar que la columna vertebral adopte malas posturas; pero lo suficientemente flexible, para adaptarse a los movimientos.
Homogeneidad
El colchón no debe tener hundimientos, para mantener un apoyo óptimo de toda la superficie corporal.
Adaptabilidad
Aún cumpliendo las dos características anteriores, el colchón debe respetar las curvas de nuestro cuerpo, a fin de evitar que los músculos soporten una presión excesiva durante el descanso.