Tu alimentación, debería cambiar con las estaciones. En verano, la alimentación debe ser fresca y liviana. Para hacer frente a las altas temperaturas, debe estar basada en alimentos que sean, además de nutritivos, refrescantes.
Por ello, en esta época del año, pon especial atención a estos tres puntos:
- Agua.
Bebe abundante agua para evitar la deshidratación (durante todo el día y antes de sentir sed).
Una buena alternativa al agua natural, es el agua saborizada. Prepárala tú mismo, agregándole rodajas de limón, frutillas, pepino u hojas de menta.
El té helado o una limonada, también son excelentes opciones para calmar la sed (¡recuerda controlar la cantidad de azúcar que le agregas!).
- Ensaladas frescas.
Las verduras crudas, además de ser una estupenda fuente de fibra y vitaminas, tienen un alto contenido de agua. Recuerda incluir todos los días una ensalada con verduras de diferentes colores.
- Frutas.
Son, sin lugar a dudas, las estrellas de la temporada. Una excelente fuente de antioxidantes, principalmente vitamina C, carotenos (precursor de la vitamina A) y licopeno. Duraznos, uvas, melón, damascos, ciruelas, sandía, tomates (¿has probado comerlos como una fruta más?)... puedes consumirlos en jugos, licuados o ensaladas.
Recuerda: comer los alimentos propios de cada estación, preparados adecuadamente, es la mejor forma de estar en armonía con la naturaleza.