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Una mirada diferente a la Soledad

Una mirada diferente a la Soledad
Cuando hablamos de soledad, tenemos la tendencia de asociarla a un estado no placentero. Asociamos soledad con tristeza, desánimo, desvalimiento o aburrimiento. Sin embargo, hay varios tipos de soledad y no siempre se vive de esta manera.

Hoy por hoy con la salida de las mujeres al campo laboral, es más frecuente que haya mujeres solas por elección. Mujeres que no necesitan a nadie para mantenerse (como sucedía antes) y les alcanza con tener vida social sin sacrificar su libertad. Por otro lado, no todos los hombres están tan ávidos de formar una familia, como en otras épocas.

No todos traen el modelo de familia de antaño y a la hora de sacrificar su soledad y apostar a un vínculo de pareja, tanto unos como otros, se han vuelto más exigentes en sus parámetros.

Para muchas personas, la soledad es una forma de vida como cualquier otra y no el resultado de un fracaso o una desgracia, como solía verse en otros tiempos. Los estilos de vida han cambiado.

La soledad de pareja, no es sinónimo de soledad general. La vida social juega un lugar clave en estos casos: se puede estar acompañado de amigos, conocidos y familiares, y ¿por qué no?, de mascotas que ocupan también un lugar muy importante.

Cuanto más la persona se acostumbra a esa soledad, más le cuesta luego sacrificarla. También cuanto más edad se tiene, más difícil es adaptarse a otro, porque se traen más “mañas”, y también “manías” en el sentido popular del término.

Todo tiene su contrapartida; probablemente también se sientan carentes de afecto en algunas oportunidades o de compañía en circunstancias difíciles. Pero en la balanza pesan más estos otros factores y tratan de compensar esas carencias de formas alternativas.

Otros tipos de soledad

Esa forma de vida, coexiste también con esas “otras soledades”, tales como personas que enviudaron y no volvieron a formar pareja, o que no tuvieron “suerte” para realizar su proyecto de vida y quedaron solas... aunque ésta no era su idea inicial.

Estas personas no pudieron sobreponerse a la pérdida o al fracaso, y la soledad se da como consecuencia de las circunstancias vividas.

Cuando las personas ya pasaron por estar en pareja y luego pasan a estar solas, la calidad de relación que tuvieron antes influye mucho para que luego quieran o no, repetir la experiencia... y es así que muchas veces eligen quedarse solas.

En general, si la experiencia previa fue buena, tienen mayor tendencia a repetirla. Hay algunos casos excepcionales de personas que vivieron relaciones muy buenas y piensan que nada va a ser igual, y no se vuelven a comprometer afectivamente con nadie.

Pero cuando la experiencia fue negativa, es mucho más frecuente que surjan muchas resistencias. Aquí se puede producir una “generalización de la conducta” y jugarle en su contra.

Si una persona tuvo una mala experiencia con una pareja anterior, no debe pensar que siempre va a ser así.
No todas las personas son iguales, ni nosotros nos comportamos siempre de la misma manera: la experiencia tiene que jugarle a favor para no cometer los mismos errores, ni permitirle cometer los mismos a la siguiente pareja. La próxima vez, seguramente podamos elegir mejor y darnos cuenta más rápidamente si la elección fue equivocada.

A veces, los parámetros para sacrificar la soledad son demasiado elevados y se transforman en metas casi imposibles. Y entonces, nos encontramos con personas que “dicen” no querer estar solas, pero les es difícil salir de dicha situación porque tienen una larga lista de requisitos que, muy posiblemente, si dan con la persona que los cumple, ésta ya esté ocupada.

Primero hay que pensar en lo que ofrece cada uno y en general, es más probable encontrar a alguien si se tienen parámetros acordes a cómo es uno mismo. Si esos parámetros están muy desfasados, entonces es muy difícil poder encontrar reciprocidad.

También está la contrapartida de aquellas personas que aceptan cualquier tipo de “relaciones insanas”, con tal de no estar solas, como menciono en mi otro artículo (Relaciones a cualquier precio).

Sentirse sola

Y también hay soledades que se pueden sentir aún estando rodeados de gente... una especie de soledad del alma. Por más que la persona tenga gente a su lado, igual se siente desvalida, insegura; en general como resultado de vivencias de su niñez, que le dejaron con ese trauma de no ser necesitada o apreciada por alguien.

Por más que luego los demás le demuestren lo contrario, en su interior arrastra esa sensación. Este tipo de soledad es más difícil de sobrellevar, porque no depende de la situación real de la persona, sino de algo interno no resuelto.

Actualmente y en un futuro, con el uso de la tecnología, se puede estar comunicado al instante con un amigo, un pariente o un conocido, y de esta forma, no sentirse solo o aislado. Si bien no podemos decir que es igual que vivir acompañado, al menos es un paliativo importante.

Estar solos tiene también sus beneficios...

El estar solo tiene pros y contras, como cualquier otro estado. Nunca hay un estado ideal para todos. El disfrutar la soledad o sufrirla, tiene que ver con las creencias que tenemos asociadas a ella... con la salud mental, con las experiencias previas, etc.

Si nos enseñaron que estar solos es malo, es más probable que vivamos así... y correremos carreras contra esa “adversidad” para librarnos de ella.  En cambio, si lo vemos como un estado en el cual se nos da la posibilidad de vencer la “barrera de la inseguridad” y ver el lado positivo, entonces somos capaces de sentirnos bien en todos los estados.

Hay momentos en la vida, que hasta es incluso necesario pasar un tiempo solos: nos fortalece, nos hace encontrarnos con nosotros mismos, saber qué es lo que realmente queremos. Es difícil hacernos todos estos cuestionamientos, si estamos siempre con otra persona. Cuando las personas no saben estar solas, siempre van a sentirse condicionadas a esta idea.

Se puede hacer una larga lista de ventajas y desventajas de estar solo, así como de cualquier otro estado en la vida. Depende de qué lado de esa lista nos posicionemos, es que vamos a vivirlo de una u otra manera. 

La manera más inteligente de vivir, es poder estar bien siempre en cualquier estado que nos toque o decidamos vivir.

Se puede ser feliz siempre y por más que se prefiera un estado a otro (en pareja o no), es importante no hacer depender la felicidad a esto.

Estar solo (así como estar en pareja), puede ser un estado momentáneo, pasajero o definitivo... pero lo importante es sentirse bien en el estado que cada uno esté en ese momento.


Ps. Silvia Cardozo
Terapeuta Cognitivo Conductual y Docente de Postgrado
Email: ensil@adinet.com.uy

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Comentarios (6)

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Comuna Mujer 23-11-2013

Gracias a ti Alicia, por tu aporte. Es muy importante que busques actividades que te gratifiquen... que te hagan feliz y como hemos comentado, que tu alegría no dependa de estar con determinada persona. Te felicitamos por tu postura en la vida. Un beso grande y gracias por comentar.

ALICIA 20-11-2013

Muy buenos los comentarios... hace 10 años que vivo sola: trabajo, estudio, disfruto con mis amistades, hago excursiones, etc. y soy feliz!! Y soy de la idea que si encontrara pareja sería con cama afuera, gracias.

Comuna Mujer 18-11-2013

Hermoso tu comentario, Adriana... y super cierto. Si dependemos de otras personas para ser felices, nunca lo lograremos. Es justamente el trabajo contrario: primero estar a gusto con nosotros mismos, para luego sí compartir con otros, nuestra felicidad interna. Te mandamos un beso enorme y muchas gracias por acompañarnos.

Adriana 18-11-2013

Muy lindo artículo, gracias. Me fue muy importante para manejar la soledad: pensar que nadie más que nosotros somos responsables de nuestra felicidad... de ahí en más podremos estar a gusto, tanto solos como acompañados.

Comuna Mujer 13-11-2013

Qué hermoso tu comentario, María! Y super cierto... la felicidad solo depende de nosotros y no de estar o no con otra persona... aplaudimos tu punto de vista! Te mandamos un beso gigante y agradecemos mucho tu aporte.

María 12-11-2013

A veces es complicado el hecho de imaginarse sola; más cuando se termina una pareja... se siente que falta una mitad, que hay un vacío y que vivirás con él para siempre si no encuentras otro hombre. Pero NO EXISTE LA MEDIA NARANJA! Vinimos completas al mundo y no hay que aferrarse a nadie para sentirse bien!

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