Vacaciones en familia
Resulta ser que, las tan esperadas vacaciones no son siempre fáciles de resolver, más aún cuando se trata de familias numerosas y con integrantes de todas las edades.
A veces los conflictos comienzan ya desde el momento de la elección del lugar de destino: unos quieren playa, otros montaña, otros viajar lejos o juntarse con amigos, etc. Lo mismo sucede respecto a los gastos: cuánto están dispuestos a gastar y en qué se quiere gastar... o con los roles de cada integrante del grupo: esto es de qué se ocupará cada uno.
Para evitar conflictos y salir airosos de las posibles desavenencias que se pueden generar, es bueno tener presente lo que les describiré a continuación.
- Estar de vacaciones con una familia numerosa implica flexibilidad, capacidad de negociación, diálogo y toma de decisiones en conjunto. Estas decisiones deben contemplar, al menos en parte, los distintos intereses de los integrantes: si se cede en algún aspecto, se compensará en otro.
- Tener en cuenta aciertos y errores de los años anteriores, puede servir de mucho para no repetir decisiones equivocadas y sacar provecho de la experiencia.
- Tener en cuenta las compatibilidades de quienes van de vacaciones, sobre todo en cuanto a edades, intereses en común, capacidad de negociación, etc. Si juntamos personas de intereses muy distintos o irreconciliables, es probable que se generen más conflictos aún.
- Llegar a acuerdos en cómo se van a repartir las tareas. Muchas veces hay roles asignados durante el año que se trasladan a las vacaciones. Sin embargo, se trata de una situación diferente e implica una nueva negociación para definir quién se va a encargar de las compras, la comida, la/las mascota/s, la limpieza, etc. Hay personas que tienen mayor afinidad por algunas tareas que por otras. Si no se llega a acuerdos satisfactorios para todos, las tareas se podrán ir rotando.
- Estar de vacaciones en familia no implica tener que hacer siempre todo juntos. Se pasa mejor si, en la medida de lo posible, se respetan los gustos e intereses de cada uno. Así, para el día, se puede programar alguna actividad para los más chicos, y para la noche, priorizar los gustos de los adultos. Muchas veces las vacaciones incluyen a los abuelos, quienes permiten que los padres tengan una salida nocturna, mientras ellos se quedan a cargo de los nietos durante ese momento. Otro día, se turnarán con otros familiares y así sucesivamente, contemplando los intereses de todos.
- Tener claro que no es el momento de ponerse demasiado estricto con la comida, la limpieza, los horarios; es decir, todo lo que tenga que ver con la rutina del año. Sin caer en el descontrol (porque no seria bueno para nadie), poder sí flexibilizar normas y adaptarse a la situación, para no generar malos momentos que pueden ser evitables.
- Ser concientes que la convivencia las veinticuatro horas es difícil para cualquier familia. Durante el año nunca pasamos tanto tiempo juntos: los chicos tienen colegio, actividades extracurriculares, los padres trabajan, etc. Por eso es mejor armarse de paciencia y bajar el grado de exigencia general.
- Cuando se planifiquen las vacaciones, es bueno también prever el tema "gastos" para no llevarse sorpresas que conlleven a discusiones al respecto. Definir al menos, aproximadamente de cuánto dinero se va a disponer para gastar, en qué se va a gastar y cómo se van a organizar.
En general, los adultos llegan a arreglos que luego suelen romperse cuando se llevan a la práctica; porque “justo abrió un nuevo parque de entretenimientos que a los chicos les fascinó”, o "se encontraron con unos paquetes de excursiones que no estaban previstos”, etc. De todas formas, estas previsiones sirven como una guía y si surgen imprevistos, se volverá a dialogar y acordar nuevamente sobre la marcha.