Validando la duda en los padres

Les cuento que soy madre de un niño de diez años, y por formación y gusto personal, me he preparado para colaborar con otras personas para que puedan adoptar patrones de conductas y también de ideas, con el fin que logren sentirse plenas y a gusto. Mientras tanto, voy lidiando con mi vida, tomando también consejos tanto de otros profesionales, como de la mirada de otras madres que me cuentan qué método les ha resultado eficaz para criar a sus hijos. 

Me encantaría gritar "EUREKA" y aconsejarlas de una manera directa y segura, sin embargo, lo sentiría deshonesto de mi parte, ya que cuanto más me informo, más dudo. Por ejemplo: ¿cuántos artículos hay escritos sobre el tema, de que antes no había celulares o Internet... que los chicos jugaban en las calles, que se criaron sin cuestionar la autoridad y que por tanto, hoy son adultos responsables? Yo pregunto: responsables, ¿es lo mismo que felices? Definitivamente NO. Por algo hay una gran oferta en el mercado de talleres para ser feliz, para alcanzar la paz, etc. 

Acudimos a profesionales que fueron educados y se formaron en una época tan distinta a la de ahora... ¿cómo es posible saber qué es lo mejor para esta época? Creo que ninguno de nosotros tiene "la bola de cristal". Entonces… ¿a quién escucho? ¿a quién sigo? 

Si nos llaman del colegio porque nuestro hijo cuestiona un límite, hay varias maneras de reaccionar, como también de entender dicha situación. Tenemos por un lado la postura que afirma que un niño no puede cuestionar, y la otra, donde son finalmente tomados en cuenta y no se les castiga físicamente como antes... entonces, ¿cuál de las opciones es la verdadera? Será algo para pensar juntos. 

Pensemos que las grandes revoluciones, no empiezan a partir de estar conformes con lo que se plantea, sino de cuestionar la autoridad. Por ahora SI me inclino a decir, que si se cuestiona de manera educada (es decir sin insultar, pegar, como muchas madres lo hacen con maestras... o hijos que lo hacen con padres), considero que este "cuestionar" puede ser positivo, ya que es un aprendizaje para el día de mañana... razonar si determinada regla la acepto o lucho de manera positiva para cambiar mi realidad. Si un niño está muy adaptado a las reglas, será el día mañana una persona correcta y sumisa a la vez, donde todo es aceptado, convenga o no. Y si no conviene, igual acata.

Tener miedo de un futuro que no conocemos, puede ser bueno. El miedo siempre va a ser nuestro amigo, cuando lo utilicemos para estar atentos. El miedo que te paraliza o que hace que ataques o huyas, es el excesivo, el que no quiero. Al miedo a los fantasmas lo invito a venir, para que podamos transitar el camino y comprobar que la mejor forma de vencer los miedos, es atravesándolos.

Volviendo al ejemplo de la escuela, también puede pasar que el chico esté necesitando un límite para sentirse más seguro o tal vez, la escuela solo quiere masificar porque es más cómodo. 

Por eso pienso que hay que estar abiertos a darnos permiso, a evaluar qué es lo mejor en cada situación, tanto como a saber que lo que funciona para una persona, puede no funcionar para otra. 

Lo que sí me sirvió a mí, fue pensar en mí... intentar estar bien. Al estar bien, tenemos otra visión de la realidad, vemos con otros ojos a nuestros hijos.

Por lo que les puedo pedir tanto a mamás como a papás, que encuentren alguna actividad para ellos, que se llenen de pensamientos positivos, que confíen, que sepan que vivir en el pasado solo conlleva a ser infeliz, porque lo que pasó no lo puedo cambiar, pero puedo decidir cómo voy a encarar mi presente e ir construyendo mi futuro... con aciertos y errores, siendo benevolente conmigo mismo, para poder ser serlo también con otros. 

Los sucesos muchas veces no son buenos ni malos, sino que varían de acuerdo a quién los esté viviendo. Así que, para criar hijos felices necesitamos padres felices.