Yo postergo y ¿tú?

A lo largo de los años, he escuchado a muchas personas decir que postergan o evitan hacer una determinada actividad de tipo laboral, social, o incluso evitan tomar una determinada decisión, argumentando que tienen miedo a fracasar.

¿Han sentido el dicho: “una moneda tiene dos caras?” Pues creo que aquí podemos emplearlo. No siempre es miedo a fracasar, sino que muchas veces es miedo a triunfar, miedo al cambio. ¡A usted le da miedo triunfar!

El Dr. Wayne Dyer, habla de los mecanismos de defensa psicológicos que se utilizan para evitar una determinada situación. Uno de estos mecanismos se llama Racionalización. En la racionalización estamos justificando por qué no hemos realizado dicha actividad laboral o social, o por qué no hemos sido capaces de decidirnos. Uno mismo llega a creerlo, pero no dejan de ser “buenas”, pero falsas razones para arriesgarnos, para enfrentar nuestros miedos ya sean reales o no.

Otro dicho me viene a la mente: “llegar es fácil, mantenerse es lo difícil”. Evitar el éxito, lo exime de las responsabilidades que éste conlleva.  Acá tendremos que trabajar también todo lo que tiene que ver con la parte cognitiva, o sea con nuestros pensamientos. Si tenemos un pensamiento derrotista es poco probable que alcancemos la meta.

Recuerde que muchas veces las personas que obtienen un determinado empleo, no son las que más cualidades poseen para el mismo; sino aquellas que creen poseerlas y es así como se presentan. Tal vez usted ni siquiera se anime a presentarse a dicha selección.

Racionalizando, usted evita la posibilidad de fracasar, de cambiar, de darse cuenta que tal vez en verdad no es “hacedor”; o si lo es, busca evitar las responsabilidades que el éxito implica.

¡Anímese! ¡Sí! Puede conseguir  ese trabajo, la persona soñada, eso que usted tanto quiere. Luego, iremos viendo cómo mantenerse en dicho lugar o incluso avanzar aún más.

Para dejar de postergar, lo primero que tenemos que hacer es organizarnos, ver cuales son nuestras prioridades. Muchas veces perdemos tiempo en tareas que no son tan relevantes, dejando para lo último aquello que sí era importante.

¿Ha tomado en cuenta que muchas veces cuando usted deja para último momento LA decisión, LA pregunta, LA entrevista o El trabajo y luego, lo que sucede es que las consecuencias no son las que a usted le hubiesen gustado que fueran, sino que fueron menores? Esta es otra manera de justificar un desempeño mediocre, diciendo (o diciéndonos) que no tuvimos el tiempo suficiente para realizarlo.

El postergar y de alguna manera no hacer las cosas bien, trae a su vez ciertos beneficios secundarios, como ser la simpatía en los demás, ya que llamamos la atención de los otros por medio de nuestras quejas y de preguntas del tipo: “¿por qué siempre me pasa esto a mi?”

¿Tal vez porque siempre fracasa de la misma manera y no ha probado estrategias nuevas? ¿Tal vez porque no está acostumbrado a hablar de sus éxitos? Tal vez simplemente, usted fantasea con que las cosas cambiarán solo ¿porque usted lo desea?

Le aclaro que, para generar un cambio, necesitamos contar antes que nada con usted. Independientemente del tipo de cambio que quiera realizar, deje de excusarse en alguna dolencia física o psíquica para “no hacer” y evitar de esa manera tomar riesgos. Tenga en claro que el no hacer es ¡un riesgo en sí mismo!

Les voy a escribir los pasos que propone el Dr. Navas para dejar de postergar:

1. Conquistar los temores. Hay que lidiar directamente con todo aquello a lo que tememos y que nos lleve a postergar.

a. Escribir de forma concreta y específica nuestros temores. Esto es, en vez de escribir: "me da ansiedad hablar en público", ser más específico y escribir: "tengo miedo de que me critiquen en público".

b. Preguntarnos qué es lo peor que podría suceder respecto a la situación que tememos.

c. Prepararnos a aceptar que a veces las cosas no son como queremos y tenemos que aceptarlo.

d. Escribir todas las soluciones posibles para esa situación problemática.

e. Decidir cuál es la mejor solución.

f. Empezar a implementar una situación inmediata.

g. Calmadamente comenzar a mejorar lo que nos parece que es lo peor.

2. Aumentar la Autoestima. Puede que la postergación se deba a una falta de motivación, depresión, o a un sentido de compasión por nosotros mismos. Podemos reconocer nuestras fortalezas, cualesquiera que estas sean y ser más comprensivos con nuestras debilidades. Aumente su autoestima y eso lo impulsará a realizar lo postergado.

3. Recompensarnos a nosotros mismos. Asigne puntos a las tareas y aquellas que son más difíciles o que más nos desagradan, llevarán más puntos. La recompensa tiene que ser algo que de veras nos agrade mucho, como ser una salida a cenar o al cine y ésta sólo se obtendrá una vez que hayamos llegado a dicho puntaje. De lo contrario, usted no podrá realizar la actividad que tanto le gusta. Esto sólo funciona si usted lo realiza en forma rigurosa.

4. Cambiar hábitos. Tal vez tenga que eliminar ciertos hábitos como mirar TV, el “coffe break” u otros, ya que le quita tiempo para realizar la tarea importante. Lo que sí puede hacer, es utilizar estos mismos hábitos como las recompensas del paso 3.

5. Los recordatorios. Colocar un recordatorio en un sitio de la casa, el cual será retirado solamente luego de haber llevado a cabo dicha tarea.

6. Establecer prioridades. 

7. Ser decidido. Empezar la tarea ahora, una vez que tenga todos los elementos para comenzar.

8. Hacer un compromiso. Nuestro compromiso puede ser una promesa con nosotros mismos de realizar alguna tarea. Puede resultar útil para ser más fieles a dicho compromiso, hacérselo saber a alguien, como ser una amiga, una pareja o un/a hermano/a.

9. Visualizar la tarea completa.

10. Buscar diversiones. Finalizada la tarea y al sentirnos agotados, es bueno tomar un descanso, distraernos o simplemente divertirnos.

¿La forma? Anímese a hacer. Probarse que Sí puede hacerlo; incluso si fracasa, puede ser un éxito, ya que se animó a hacerlo y el ser humano aprende por ensayo y error. La próxima vez lo hará mejor porque ya tiene la experiencia.


Viviana Vaisenberg
Terapeuta del Comportamiento.
Consultorio: 710.25.01 
Celular:  099.380.379