Por supuesto que inhalamos los aromas con la nariz, pero es el cerebro quien clasifica y reconoce el aroma. Existe una estructura en el cerebro, que es de gran importancia para la percepción del olor: el sistema límbico, que está íntimamente unido al centro emocional humano y se reconoce como el "cerebro olfativo".
Hace algunos años, la importancia del sistema límbico, era totalmente desconocida. Hoy en día, sabemos que este sistema sirve como “cuadro de mandos” para muchas cosas: emociones, motivaciones y respuestas sexuales. Además, está asociado con el sentido del olfato; la región olfativa que está situada en la parte superior de la cavidad nasal, es el contacto entre el sistema límbico en el cerebro y el mundo exterior.
El sistema límbico, está conectado con nuestra memoria a largo plazo: une recuerdos, emociones y aromas. Seguramente lo ha experimentado usted por sí mismo: quizás si ha tenido oportunidad de visitar su vieja escuela y ha notado el olor del encerado, que casi había olvidado. De pronto, se ve sorprendido por viejos recuerdos y siente como si todavía fuese estudiante.
Por todos estos beneficios, usted puede adaptar la aromaterapia para usarla de forma personal: puede a modo de ejemplo, seleccionar los olores que le gusten y las fragancias que le ayuden a crear un ambiente especial en distintos lugares, como en su trabajo: ¿qué desea? ¿energía? Use menta o limón… o tal vez, ¿serenidad y calma? Use lavanda.
Los aromas se pueden aplicar como vaporizadores, baños aromáticos, pulverizadores, aceites esenciales para masajes sobre el cuerpo.
Hay aromas para cada uso. Aún aunque estos parezcan imperceptibles, siempre ayudan al bienestar emocional.
Norma Talarico, Aromaterapeuta -
Linea de Productos Luz Angel.