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Cuando la familia política es problemática

Cuando la familia política es problemática

La relación de los miembros de la pareja con la familia política, es uno de los motivos más frecuentes de discusión. Parece que la idea extendida de la mala relación entre suegras/os, yernos y nueras, no es solo una leyenda urbana, sino que responde a una realidad (aunque por supuesto, hay muchas excepciones).

Solemos escuchar muchos chistes sobre las suegras: sin dudas, se llevan los premios en cuanto a desagrado en la familia política. ¿Por qué se da esto?

En general, a muchas madres les cuesta “soltar” a sus hijos, porque temen perder su lugar y en algunas ocasiones, comienzan a  rivalizar, entrometerse o querer controlar la vida de ellos respecto a su pareja. Sin duda, estas conductas generan problemas del otro lado y pueden llevar a discusiones que no tengan buen final.  

No es una buena táctica plantear un plan de guerra contra la suegra y mucho menos, descargándote con tu pareja. Lo mejor sería mostrarle a ella, que no eres ningún peligro en relación a sus miedos... que no está perdiendo nada, sino ganando con tu incorporación a la familia. Si puedes actuar con inteligencia y poniéndote un poco en el lugar de madre (que ya te llegará), seguramente tengas una aliada y no una enemiga.

Si a pesar de esto su conducta persiste y tienes que poner límites, trata que sea de la forma más asertiva posible. Entender y tratar de llevarse bien, no significa abdicar en no poner límites a situaciones en las que son necesarios... pero sí, hacerlo con respeto.

Es frecuente que las hijas mujeres lleven más hacia su familia a su pareja, que los hijos varones. Por esto también, son más frecuentes los chistes de los hombres respecto a su suegra o suegro.  

También pueden darse estas situaciones no solamente con los suegros, sino que además, con los abuelos, cuñados, concuñados, tíos y demás familiares políticos. ¿Qué pasa cuando definitivamente no te llevas bien con ellos?

Sin duda afecta a tu pareja, ya que se ve en el dilema de a quién considerar. Viene de un hogar donde vivió  toda su vida y elije otra persona para compartir, y se genera esta discordia que lo sitúa en tener que elegir.

El desenlace más frecuente es que elija a su pareja, ya que es su futuro y termine así, alejándose de su familia de origen. Si no fuera de este modo, podría también deberse a un vínculo de mucha dependencia. Si la persona que toma la decisión de alejarse de su familia, lo hace por sí sola y porque lo ve y lo entiende como lo más lógico, es muy distinto que si se ve presionada por su pareja a tomar esta decisión de elegir. Esto no es lo mismo y no va a ser una elección sin consecuencias.

Seguramente en cada problema o discusión que tengas a futuro, puede que salga a colación esto que hizo por ti, que tenga que ver a su familia a escondidas o que se suscite un clima tenso cada vez que los quiera visitar y te lo comunique. Ninguna de estas situaciones suma a la pareja.

Antes de enfrentarte a una situación así, evalúa la gravedad del asunto. Si es una conducta que con asertividad la puedes solucionar, evita pelearte con tu familia política. Ten en cuenta que el día de mañana, también habrá niños de por medio que querrán ver sus abuelos, primos y demás, y que no tienen la culpa que el resto esté distanciado por sus diferencias.  

Debemos pensar que cada cual venimos de una familia con unos valores y maneras de relacionarse distintos, y solemos pensar que lo que conocemos es lo mejor. En esa misma situación se halla nuestra pareja y empatizar con lo que debe sentir, es esencial. Esta reflexión también nos ayudará a tolerar a la familia política, que obviamente es distinta a la nuestra: ni mejor, ni peor.

Si te pones a evaluar cuántas veces al año tienes que ver obligatoriamente a tu familia política, seguramente no te preocupe tanto, ya que no necesariamente la deberás ver todas las semanas. Tal vez el tomar una conducta “término medio”, sea lo más adecuado y te haga llevadera la situación y no se generen estas diferencias, que no te van a acercar a tu pareja.


En el caso que sea tu pareja la que no se lleva con su propia familia, lo mejor es apoyar sus decisiones, pero sin alimentar estas diferencias. Ya no es fácil para tu pareja el estar en esta situación: si tú no tratas de hacérselo más liviano, seguramente le va a afectar más y tampoco va a ser positivo para nadie. No le sumes un problema al que ya tiene... si puedes, trata de que lo lleve de la mejor manera posible. Todas las familias siempre tienen problemas con algún integrante, pero esto no tiene por qué generalizarse a todos.

No evites las reuniones a las que quiera ir... trata de pasar lo mejor posible. Nunca generes una discusión innecesaria. Siempre las diferencias entre familia se llevan distinto, que las que puedan surgir con la familia política.

Házle saber que lo apoyas y lo entiendes: es básico para que se sienta comprendido, ya que tú eres su principal apoyo en la vida, dado que no cuenta con ese apoyo familiar. Cuando te cuente algún problema, escúchalo, pero no te ensañes con nadie por más razón que tenga. Después de todo, seguramente tras esa rabia o bronca, pueda quedar algún sentimiento de cariño de su parte, que tú no lo vas a sentir, pero si aún está, sería bueno preservar.

A veces la manipulación de algunas familias, es demasiado fuerte como para poder mantenerse al margen sin tomar medidas. En esos casos, que sea la persona que tiene el problema quien decida (con el apoyo de su pareja) cuál es el mejor camino a tomar. Pueden sopesar la situación, buscar alternativas posibles y ponerlas en práctica. En el acierto o en el error, tratar de mantenerse unidos... que este tipo de problemáticas, no afecte la pareja (o al menos, que la afecte lo menos posible).

Algunas parejas terminan muy mal a causa de estas problemáticas familiares, porque se van a extremos que no tienen vuelta atrás y luego, no se sienten bien con ello.

Cuando las diferencias con las familias se pueden negociar, es bueno intentar el diálogo; y si esto no es viable, al menos, expresar lo que la persona siente.

Cuando conocemos a alguien, no sabemos su historia de vida, cómo viene esa problemática familiar desde antes de conocernos a nosotros y siempre, vamos a tener una visión acotada del tema. Por eso, es mejor no juzgar a nadie, sino simplemente apoyar a nuestra pareja. Si tenemos un punto de vista que puede sumar, lo trataremos de decir de la mejor forma posible; y si no suma lo que tenemos para decir, entonces es preferible no decirlo, para evitar agrandar el problema.

Cuando somos nosotros los que tenemos el problema con nuestra familia, debemos intentar no involucrar demasiado nuestra pareja; resolver nosotros lo que consideremos necesario y saber que nuestra pareja, va a estar allí para apoyarnos. No generar tensión extra y si hay que llegar a tomar decisiones que involucren directamente a nuestra pareja, entonces sí la haremos partícipe.

Es difícil que haya familias enteras, donde siempre reine la armonía. Pero con tolerancia y no dejando de lado que son familia, se logran sobrellevar muchas situaciones, que de otra manera terminarían afectando mucho el relacionamiento en pareja.

Por eso, siempre piensa bien cada decisión que tomes en estas situaciones... no dejes que un mal momento, te lleve a circunstancias que luego hagan que te arrepientas.



Ps. Silvia Cardozo

Terapeuta Cognitivo Conductual
Mail: ensil@adinet.com.uy

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