El día de ayer, tenía que ir hacer un trámite al centro: si bien yo circulo cotidianamente por el centro de Santiago, no es lo mismo la periferia del centro, que el kilómetro cero del centro o sea, la Plaza de Armas.
Cuando me disponía a salir hacia allá, me encontré con un par de personas y me preguntaron dónde iba y luego de escuchar mi repuesta, una lluvia de malos augurios se abalanzaron sobre mi recorrido: “ten cuidado que en esta época, andan robando”; “uffff… te compadezco ir al centro… en esta época es macabro”… sin embargo, como desde hace un rato no me dejo influenciar por lo externo, seguí en mi ruta trazada: rumbo al centro a realizar un trámite.
Cuando me subí al taxi, había un taco de proporciones y el chofer, un caballero de edad avanzada, iba mordiendo las palabras por el embotellamiento que había. Como yo tenía que hacer unas llamada telefónicas y responder algunos mensajes, esa espera me venía como anillo al dedo para mis necesidades, por lo cual agradecí el no llegar tan rápido a mi destino.
Luego, al bajarme y llegar al lugar donde tenía que realizar mi trámite, como todos están con espíritu navideño de compras y “demases” (o sea con “modo pascuero”), el lugar estaba vacío y fue muy agradable llegar a una escribanía, escribir el documento, revisarlo, firmarlo y retirarme en unos cuantos minutos.
Después de eso, al ir caminando hacia el metro y cruzar la Plaza de Armas, una banda de salsa se coloca de pronto, a tocar una música muy animada. Como me gusta mucho este estilo musical, me quedé un rato para escuchar y fue más mi sorpresa cuando sin darme cuenta, estaba bailando al medio de la plaza, con un caballero mayor que estaba en medio de la algarabía. Al mirar, me di cuenta que éramos varios los que estábamos disfrutado “bailadamente” de este candente y contagioso ritmo: sin darnos cuenta, la Plaza de Armas de Santiago, estaba convertida en casi un festival de salsa, risas y felicidad. Luego de toda esta inyección de alegría, como hacía calor, me compré un rico helado de crema y partí de vuelta a mis labores, con el corazón llenito y el alma feliz!
En la vida nos encontraremos muchas veces con situaciones que, a ojos de los demás, pueden ser desagradables, complejas, difíciles o hasta insostenibles; sin embargo, siempre “la realidad está en los ojos del observador” y depende de cada uno, el camino que desee tomar: si deseas que los eventos de tu vida sean difíciles de llevar, problemáticos y abrumadores, que no te quepa duda que así serán los caminos que recorras en esta vida. A pesar de esto, también te digo que la elección es tuya y en cualquier momento del camino, puedes elegir vivir desde la felicidad, el disfrute, la magia, la sorpresa, el gozo, el asombro, la pasión.
Es decir: tú eliges desde dónde quieres vivir tu vida… si es desde el infierno o desde el cielo. Yo ya hice mi elección y desde el cielo, solamente maravillas nos suceden.
Que tengas un día pleno… donde a pesar de que muchos decidan andar en estas Fiestas enajenados, alienados como en una matrix de negatividad, tú cierra tus ojos, conéctate con tu corazón y decide en cada instante el cielo… y entrégate con ojos de niño, a disfrutar de la magia y maravilla de la vida.
María Jesús Martínez Bórquez
Psicóloga, Facilitadora de Ceremonias y Talleres.
Coach Ontológica. Terapeuta Floral.
Astróloga. Sahumadora.
Fono consulta: (+569) 6 478 0966