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El silencio, un bien cada vez más caro

El silencio, un bien cada vez más caro

Si yo le preguntara cuántas veces al día está en silencio o cuántas veces al día lo encuentra o se preocupa por buscarlo... si uno fuera honesto, tendría que reconocer que muy poco.

El silencio de un hospital o de una clínica, es casi un bien inexistente; para qué hablar de una iglesia o de un templo donde ya casi se habla como si fuera un mall. Atrás queda esa sensación que yo tenía desde chica, donde aparecía un letrero cercano a un hospital que decía “zona de hospital”, para explicar que no se podía tocar la bocina y que ojalá, los autos disminuyeran la velocidad.

Parece ser que algo nos pasa con el valor de lo “sagrado”, con el respeto por el otro y donde el ruido es hoy un sinónimo de vida, modernidad y positivismo.

Algo nos pasa con el silencio, parece que nos angustia, nos da miedo y tratamos de evitarlo, quizás para no tomar contacto con nosotros mismos.

Es claro que el silencio buscado, genera crecimiento interior, paz y nos permite conectarnos con lo más esencial de la vida. Facilita la búsqueda vocacional de los jóvenes, permite el reencuentro de las parejas y nos permite poder visualizar conflictos, como pocos estados emocionales.

El problema es preguntarnos y que usted se pregunte por qué lo evitamos si lo hacemos, cuándo lo buscamos y qué hacemos cuando estamos en contacto con él.

Una clásica pregunta es: ¿qué hacemos cuando despertamos en las mañanas o cuando llegamos a las casas después del trabajo? ¿Está todo en silencio para comenzar el día o éste comienza prendiendo las pantallas y lo mismo sucede al llegar por la tarde?

¿Cuándo dejamos nuestras casas en silencio para escuchar a los que amamos o para poder oír el silencio del alma?... Ese silencio que habla y que dice muchas cosas que la mayoría del tiempo no estamos dispuestos a aceptar.

El silencio, a mi juicio, será un bien tan codiciado como el agua dulce en muy poco tiempo y si no hacemos cosas desde la voluntad para generarlo, podemos perder contacto con él y con todos sus beneficios.

Ya sea que lo encontremos, que lo busquemos o como creo que será en el futuro, que paguemos por él, es un elemento que no puede perderse y que sin duda colabora y ayuda a la salud mental y física de las comunidades y donde las más evolucionadas desde el punto de vista espiritual, saben cuidar y mantener dentro de las rutinas cotidianas.

Los invito a pensar en este tema... eso sí, en el más absoluto SILENCIO.


Pilar Sordo
www.pilarsordo.cl

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Comentarios (2)

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Comuna Mujer 14-08-2011

Gracias, Yamila! Un beso.

Yamila 12-08-2011

Me encanto.

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