Muchas mujeres, cuando les pregunto cuál es el motivo de su consulta, qué les está sucediendo, comienzan explicándome su conflicto de esta forma:
"Mira, yo tengo todo lo que se supone para ser feliz y sin embargo no me siento bien... estoy mal todo el tiempo, molesta, enojada, frustrada. Mis amigas me preguntan qué me pasa... siento que estoy comenzando a deprimirme."
Y yo les pregunto:
"¿Qué es todo eso que tienes y se supone debe hacerte feliz?"
Y siempre me responden más o menos lo mismo:
"Bueno... una pareja linda, un hijo sano, una casa grande, mi auto, mi trabajo en el que gano muy bien..."
Y yo repregunto:
"¿Y quién te dijo que eso era lo que tú necesitabas para ser feliz?"
Y me responden:
"No sé... ¿no es eso lo que se supone se debe desear tener?"
Y yo respondo:
"¿Para quién? ¿Para tu abuela? ¿Para tu madre? ¿Para tus amigas? ¿Quién te hizo creer que hay una sola forma de sintonizar el bienestar? ¿Quién te engañó tanto con ese cuento de lograr ciertos objetivos para ser feliz?"
A ese manual que nos intentan vender una y otra vez, yo le llamo: “EL MANUAL DEL DEBER SER”. Es decir, crecemos creyendo que ser feliz es un estado que se obtiene como trofeo, luego de conseguir ciertas metas; y lo más aburrido, es que esas metas suelen ser siempre más o menos las mismas: estudiar básica, estudiar media, estudiar universitario o montar un buen negocio, emparejarse, casarse, ofrecer un fiestón para los demás, comenzar a pagar la casa propia, embarazarse, celebrar el “baby shower”, celebrar el nacimiento, celebrar el primer año, contratar niñera para volver a trabajar, ascender en el trabajo, cambiar el auto, agrandar la casa, agregar piscina, volver a embarazarse, conseguir pagar la mejor colegiatura para el primer hijo, volver a celebrar el “baby shower”, soportar las insatisfacciones, endeudarse para viajar al Caribe para "revivir el fuego de la pareja", adaptarse a las necesidades sexuales de la pareja, no engordar, no dejar que el “poto se caiga”, volver a parir, mantener las amistades aunque ya no me la pase tan bien con ellas, mantener las caretas frente a la familia, que nadie se entere que mi matrimonio va del terror... menos mi familia, hacer terapia de pareja para que el otro cambie... el otro no cambia, hacer meditación para tolerar al otro que no cambia, ir a la terapia del hijo mayor que no duerme y no se adapta al colegio, celebrar los aniversarios de casados como si nada hubiera pasado, tomarnos la foto feliz, comprar un nuevo “home theatre”, aceptar más trabajo para poder saldar las cuentas cada mes, endeudarse en un nuevo viaje porque hay que llevar a los hijos a Disney, comprar toda clase de objeto que encuentre en ese bendito parque temático que demuestre que hemos ido a Disney y tomarnos muchas fotos para mostrar a los demás, volver en avión pensando cómo demonios pagaremos tanta cuota, recibir un diagnóstico de “algo crónico”, bajar las horas de trabajo, buscar medicina alternativa, pretender que mi pareja también entienda "mi evolución"... mi pareja no entiende nada, frustrarme, enojarme con mi madre y mi padre y de paso, con todo el árbol familiar que me mandaron a hacer, torturar a mi pareja para que haga su árbol también, mi pareja huye con su trabajo y con que debe generar más, me enojo más, me duele más, encuentro un nuevo método, ahora me constelo y me calmo por dos o tres semanas, mi hija menor ahora tiene alergias, pelear con el padre porque quiere llevarla al tratamiento médico y yo quiero darle flores, seguir pretendiendo que mi pareja cambie, culparme por haber bajado las horas en mi trabajo, me siento vieja, celebrar los sesenta años de mamá como si nada hubiera pasado, me duele más... llorar y llorar y llorar en la ducha hasta secarme, pelear hasta la madrugada porque nuestros caminos se han separado y las cuotas de tarjeta de crédito que hay que pagar...
¿Sigo? ¿Hace falta que siga? ¿Se comprende que esta historia SIEMPRE termina mal?
Querida mujer: reconoce primero que te “encajaron” un manual que decía cómo vivir, cómo desear, con qué soñar... no culpes a nadie, a tus padres también se los “encajaron”... y a tus abuelos. Se llama sistema, un sistema diseñado para dar nuestros mejores años al consumo y la productividad.
TIRA ese manual del “deber ser”... no importa qué edad tengas... estás a tiempo de conocerte en esencia para saber de verdad qué es lo que TÚ necesitas para sintonizar tu propio bienestar, que es único.
No necesitas esa fiesta, no necesitas una piscina más grande, no necesitas ese bolso ni ese viaje, ni ese celular, ni ese ascenso laboral, ni ese préstamo, ni esa niñera ideal que tiene tu amiga, ni esa suegra comprensiva que tiene tu vecina, ni que cambie tu pareja, ni tu pueblo, ni que cambie el gobierno.
Te necesitas a ti misma, necesitas amarte y dejar de pedirle al mundo que sea como quieres que sea. Necesitas hablar con la niña que fuiste, transmutar lo que dolió mucho, abrazarte fuerte, ser tu propia adulta, escribir tu propio manual y vivirlo TÚ, no heredárselo a nadie: los manuales no se heredan... los manuales se escriben, se viven y se QUEMAN... sólo se deben heredar los ejemplos de coherencia y congruencia emocional.
Te deseo desde el fondo de mi corazón que tires ese estúpido manual por la ventana... de verdad deseo que puedas hacerlo y que te decidas a escribir tu propia vida.
(Texto adaptado de María Van)
Entonces... ¡eleva tu vibración y vamos por más! Feliz despertar... ¡FELIZ NUEVA VIDA! ¡Es tiempo de despertar! ¡Es tiempo de simplemente elegir ser feliz!
Y entonces… ¿te atreves a ir por MÁS?... ¿Más qué?: Más felicidad, más amor, más paz, más tranquilidad, más alegrías, más risas, más disfrute, más gozo, más juegos, más abundancia de TODOOO… más espiritualidad, más cariños, más ternura… ¡más consciencia!
María Jesús Martínez Bórquez
Psicóloga, Facilitadora de Ceremonias y Talleres.
Coach Ontológica. Terapeuta Floral.
Astróloga. Sahumadora.
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Fono consulta: (+569) 6 478 0966