Para serles sincera, no recuerdo si Navidad, Fin de Año y Día de Reyes, eran realmente fechas tan alegres como nos gustaría creer. Tal vez en los primeros años, cuando nuestro pensamiento era mágico, alentado por nuestros padres que nos permitían soñar con un "señor panzón", con barba blanca y de risa un tanto tosca, que nos premiaba con regalos. También era divertido poner un arbolito, juntar pasto para los camellos, esperar verlos y vivir la ilusión de tan esperado momento.
Hoy por hoy, con cada cambio de año, podemos ver cómo se renuevan o vuelven pacientes a hacer terapia, ya que las Fiestas son movilizantes, para todas las personas. Sabiendo que el cambio de año reactiva duelos, que han cerrado o no... que nos pone de cara con ver qué hemos logrado de un año a otro y muchas cosas más, muy personales, que varían de una persona a otra. Siento que en estas fechas, hay que estar muy atento a las personas que nos rodean y a nosotros mismos, ya que las Fiestas generan ansiedad, incluso tristeza o depresión. Es verdad que hay personas que disfrutan mucho de los festejos; sin embargo, me he encontrado con que a la mayoría no les agradan... solo desean que pasen rápido.
Quiero ser positiva y para eso, cierro los ojos para pensar con alegría en las Fiestas... me voy con mi imaginación a mi infancia y a la de otras personas, ya que guardo en mi memoria, relatos de sus historias de vida que han compartido conmigo a lo largo de los años.
Sin embargo, empiezo a recordar que el anhelo era que un señor desconocido, mayor, dejara regalos por haberme portado como una buena niña. Recuerdo a tres extraños que algunos días después, me volvían a dejar regalos. Nuestros padres han querido inculcarnos que lo importante no es valor material de las cosas, sino el amor hacia uno mismo, la familia, etc. ¡Perfecto! Entonces, cuando queremos pedirle a Santa o Papá Noel, que nos devuelva a alguien que murió, nuestros padres nos dicen que eso no se puede... que pidamos cosas. Ahí ya nos vemos frustrados, no solo porque no se obtiene lo que se quiere, sino también por el doble discurso.
Que mamá y papá no discutan: frustrados.
Que nos despertemos el 25 de diciembre, rodeados de nieve: frustrados.
Que nos traigan un perro: frustrados.
Que nos traigan un iPhone, pero nos regalan un libro.
Que nos traigan la última Barbie y te la traen, pero a los cinco minutos has perdido el interés.
Al parecer Papá Noel no existe y los Reyes Magos, no son quienes dicen ser. Y para colmo de males, nuestros padres, nuestro ejemplo o sea, las personas en quienes más confiamos, nos han mentido durante años para que fuéramos felices. Vamos creciendo en esa educación rara, donde nos dicen que mentir está mal, pero vale si haces feliz al otro. Ya adultos, también nos enojamos cuando nos mienten y además, hemos incorporado desde la infancia, que si bien la persona te mintió, fue por ti, porque ¡te quería! ¡Qué loco!... ¿cierto?
Además, en mi caso personal, fui a la escuela pública, donde pintábamos tarjetas navideñas para regalarnos y hacíamos otras cosas similares para poner en el árbol. Luego en el liceo, fui a uno judío. ¡Increíble! Ahí me enteré que los judíos no festejaban la Navidad. Así que pasé a avergonzarme de tener arbolito de Navidad y prohibí que hubiera uno en casa, para: “no quedar pegada” (es decir, no quedar mal).
De todas maneras, en esta cultura Judeo-Cristiana, me enseñan que se festeja Hannuka: “La fiesta de las luces”, así que podemos poner luces, pero regalos NO, ya que son para el niño Dios. O sea, la cultura por la cual estaba siendo educada, no cree en Jesús, no hay regalos. Sin embargo SI hay regalo el 6 de enero, fecha de los Reyes Magos: día comercial para favorecer ventas... pero si tienes padres que no les gusta caer en este invento y locura por hacer regalos, en un acto consciente y para enseñarte que ese día, es un día más, no te dan regalos para no caer en mandatos sociales.
Puedes leer esta nota con dolor y pegarte en el pecho, como también con humor y ver que atravesar las Fiestas, siempre ha sido difícil.
Les cuento que también tengo perros y gatos; por ende, pongo “me gusta” en cada publicación que veo de perros, en contra de la pirotecnia. Tengo un hijo que quiere prender fuegos artificiales y es hermoso ver su cara cuando se asombra de las luces. ¿Qué hacemos? Fuegos, pirotecnia o ¿no? Les tengo la solución: tirar globos de colores al aire, con hermosos deseos. ¿Saben? Me enteré que con los globos se daña el medio ambiente, así que en cero otra vez.
Por ende, lo mejor será ir despidiéndome hasta el año que viene, deseándoles lo mejor, sabiendo que la perfección no existe... pero aún así, puedes reírte hasta las lágrimas.
Deseo que te cuides y cuidarme... que tomes y bebas sabiendo tu medida, que te rodees (si puedes) de gente que quieres... que si te toca pasar sola, es un día más e intenta sonreír siempre... ¡Energía positiva para todos!
Viviana Vaisenberg
Terapeuta del Comportamiento
Web: www.terapiaonline.com.uy