Inicio Contacto Suscribirse

Seguinos en:

Home / Sexualidad / La violencia en la pareja

La violencia en la pareja

La violencia en la pareja
La sociedad se ha vuelto más violenta... la violencia se ve muchas veces reforzada (es decir premiada, estimulada como idea), como el camino legítimo o aceptado para conseguir un objetivo.

En lo que respecta a la violencia de pareja, cada vez más instaurada en nuestra sociedad, lo que más me asusta es que muchas personas no se dan cuenta que son víctimas.

Hay dos tipos claros de violencia: la psicológica, que es silenciosa, no deja moretones, sangre, evidencia física, pero desgarra el corazón y la estima de la persona. Denigra, humilla y quien la padece, siente un gran dolor, como así también su entorno (como ser los hijos). El segundo tipo de violencia, es la violencia física, donde se ha llegado a los golpes (previa agresión verbal).

La violencia doméstica se da indistintamente, no se rige por posición social, color, cultura o raza. Algunas estadísticas hablan de que 8 de cada 10 mujeres, son víctimas de violencia familiar.

Esto no es algo que sólo le pase a la mujer. Me gustaría hacer esa aclaración y es que muchas veces podemos encontrarnos con hombres que también son víctimas de violencia... que son destratados y humillados.

La mujer ha logrado muchas cosas, ha luchado por tener los mismos derechos que el hombre y en muchos casos, lo ha logrado. En otros, se ha igualado, pero hacia abajo: cuando ves a una pareja jovencita que comienzan a discutir y la mujer no se queda atrás e insulta a la par del hombre. ¿Acaso podemos justificar una agresión, en la agresión del otro? NO.

¿Cómo se detiene esto? Alguien tiene que cortarla... si no, se da lo que llamamos escalada, la cual no tiene un final feliz porque siempre una agresión trae otra y otra. No está bien que devuelvas el golpe. Compórtate como te gustaría que te trataran... si no te gusta lo que te dicen, dile que no te vuelva a hablar así. ¿Qué pasa si la otra persona hace caso omiso a lo que dices? ¡Aléjate! No es normal que te insulten... no, no está bien.

La pareja del agresor a veces es víctima... otras veces, es complementaria: se queda y tolera. Cuidado con caer en la trampa de creer que te mereces ese golpe o ese grito... o de acostumbrarte a ser tratada así. He escuchado decir: “le tuve que pegar o gritar porque era la única manera que me entendiera”. Son las mismas mujeres que de tanto haber escuchado que no valen nada y que se lo merecen, justifican este accionar, creyendo no sólo que se lo merecen, sino que además, fueron ellas quienes lo provocaron.

Cada uno es dueño de lo que hace, de cómo expresa sus emociones. Tú no lo has provocado: él tiene que hacerse cargo de sus actos. Puede que algunas veces hagas cosas que no le gusten, pero eso no es un permiso para que te agreda.

Tal vez en tu casa, nunca se pegaron, pero los silencios atronadores eran muy comunes (que son tan agresivos como insultar o gritar). Tal vez escuchaste muchos gritos en tu casa y piensas que es normal. Que pase frecuentemente, no significa que sea “normal, “bueno”. Eso está mal: mereces respeto y debes respetar.

Piensa en tus hijos: si ven que te tratan así y en casa, que es el modelo a seguir... ¿qué pasará? Podrá derivar en una de estas opciones o en ambas:

a- que también tus hijos te pierdan el respeto
b- que ellos o ellas se dejen faltar el respeto: es decir que, si en algún momento el novio las empuja, insulta o zamarrea, lo vean como normal.

¿Quieres esto para tu hija? Puede sufrir mucho... incluso morir. Sueno dramática, lo sé... pero así es.

Características del hombre violento

Tal vez vivas con un hombre violento o estés en pareja con uno, y no te des cuenta. Te contaré algunas de sus características, para que puedas tomar la decisión correcta, de quererte, de saber que vales... que nadie puede humillarte y que puedes salir de esto.

No será fácil, pero más difícil es vivir en un estado de ansiedad constante, donde cada vez se tiene más miedo. No hay alegría: hay llanto, dolor. Eso está muy lejos de ser Amor. El Amor es todo lo contrario: quien te hiere, no te ama.

No hay diálogo. “Todo lo que digas, puede ser usado en tu contra”. No importa lo que digas, el tono que utilices o que hayas pensando bien la forma en que se lo dirás para que no lo tome a mal.

El usará todo lo que digas como una oportunidad para degradarte, humillarte, insultarte. Quebrará tu estima. Buscará que sientas que no tienes valor y que además, te mereces sus críticas. Tienes derecho a decir lo que te gusta y lo que no, sin que esto genere una tormenta.

Te ridiculiza. Cada vez que hablas, se burla de ti; incluso cuando hay gente. Llegas a pensar que tiene razón... que eres una tonta y que no sabes del tema. Sepas o no sepas, todos tienen derecho a hablar, a opinar, a compartir: es parte de integrase y de tener una conversación.

Para evitar ser humillada, dejas de hablar con otros, ya que él cuando tú hablas, dice cosas como: “y ésta que ni estudió, ¿qué dice?”... u otra típica: “no lee un diario y ahora sabe de política, ¡por favor!”. Por eso ya ni hablas, para no pasar por tonta. No tiene derecho a ridiculizarte. Tu opinión es tan válida como la de cualquiera.

Te aparta de tus vínculos, familia, amigos, conocidos. Al principio de la relación, lo hace en forma muy sutil. Si le dices que te vas a ver con tus amigas, puede decirte algo como: “mi amor, ¿me vas a dejar solito?” Tú te sientes halagada que quiera estar contigo y renuncias a tus amigas. ¿Por qué renunciar a un encuentro sano y positivo? Está comprobado que compartir con otras personas, genera sensaciones positivas. Vale aclarar que no estás haciendo nada malo, sino por el contrario: estás teniendo tu espacio, sin perjuicio del suyo. Hasta es probable que él, sí tenga derecho a verse con sus amigos, cuándo y cómo se le dé la gana, y no te de ninguna explicación. La segunda vez que se plantea otra salida con amigas, ya no será tierno, sino que estará enojado. Te dirá cosas como: "ahora estás en pareja, ¿qué tienes que hablar con ellas?"... o: “ya basta de esas "pavadas" de ver a tus amigas”. Tú para evitar el enojo, te quedarás. Si te quedas y juntos están de maravilla, está bien que alguna vez dejes cierta actividad para estar con él, se diviertan y compartan. Pero piensa: ¿qué has obtenido al no ir con tus amigas? De hecho, igual se puso mal  humor... incluso te dice: “es por tu culpa" y eso que ni has ido. Te aclaro no tienes la culpa de nada: la culpa es lo que utiliza para manipularte, para tener un control total de tu persona. No tiene que limitarte el acceso a las personas que tú quieres.

Te humilla, te degrada, te compara. Puede hacerte comentarios del tipo: "¡qué desarreglada que estás!" Más abajo, hablaré del control a través del dinero. No digo que haya que gastar un dineral, pero ir a la peluquería o comprar ropa para verse bien, implica un gasto y él no te deja gastar en eso. Te dice cosas como: “¡mira qué bien está "fulanita" y tú pareces cualquier cosa!” El mismo te ha prohibido arreglarte, porque eres su mujer; o: "¿acaso te arreglas para buscar a otro?". No tiene derecho a humillarte, ni a compararte.

Te controla a través del dinero. No te da o te da de a poco... sabe perfecto en qué gastas y en qué no. Y hasta decide en qué puedes gastar. Algún hombre que lea esto dirá: "¿por qué no trabaja?" Pues porque muchas veces no las dejan; y esto, es otra forma de control. Tienes derecho a manejar el dinero de la casa como una persona adulta y a no ser tratada como a un niño, que se le da o se le quita la mesada, de acuerdo a su comportamiento. Una vez una paciente me contó cómo el marido se iba y no le dejaba dinero para las compras y luego al llegar a la casa, reclamaba que la comida no estaba hecha. ¿Lógico? Si. ¿Cierto? También. Manipulación, humillación y todo sin golpes… aún.

Se endeuda, te roba, utiliza tu dinero para cosas propias, y si reclamas, te echa en cara que eres su pareja y que él puede disponer de tu dinero. Te esconde o rompe cosas, sólo para molestarte y tenerte en ese estado de tensión constante. No tienes que vivir en un estado de tensión.

Si te encuentras en una situación así, pide ayuda. No sientas vergüenza... esto pasa. Si eres profesional y te da vergüenza, olvida la vergüenza: aquí está en juego tu vida, tu salud mental, la de tus hijos (si los tienes, sé un ejemplo a seguir). Si no tienes trabajo y te amenaza que no te dará dinero, busca la forma de tener un trabajo; si te dice que se va a suicidar o agredirte a ti o algún miembro de la familia, denuncia... puede que sea capaz de esto y mucho más.

Por eso cuídate. Valórate. No creas todo lo que ha dicho. Exige respeto en la relación desde el principio. Si no lo logras, ábrete. El miedo a la soledad hace que muchas personas toleren lo intolerable, para no estar solas. Pero es mejor estar sola, que con una persona que violenta tu estima, que te denigra. Tienes amigos, familia... ¡búscalos! Sí se puede salir. Busca ayuda profesional... hay lugares para gente sin recursos. Se puede, confío en ti.

"Lo importante es hacer la diferencia en nuestro hogar, para que se vea reflejado en la sociedad." Anónimo.


Viviana Vaisenberg
Terapeuta Cognitiva Comportamental
Página web: www.terapiaonline.com.uy

Contenido relacionado

Agregar un comentario