Estrategias para no sentirte sola
* Conoce cómo funciona tu mente. Si puedes percibir el calor, afecto y amor de alguien que te apoye, tu cerebro vivirá y registrará esa sensación de forma intemporal.
* Confía en tu capacidad de cambio. Utiliza la imaginación y las visualizaciones, como un instrumento de apoyo; así deberás imaginarte a ti misma de la manera en que te gustaría verte y actuar. No te centres en aquellos aspectos de ti misma que subvaloras: por el contrario, aprende a amarlos y a aceptarlos, suéltalos y céntrate en la imagen de ti misma que quieres lograr.
Comienza a actuar como si desde siempre los hubieras manejado.
* Busca el origen de tu soledad. Deberás para ello, decidirte a perdonar a esa persona que te hizo sentir que el mundo no era confiable, o que tú eras incapaz de sobrevivir en él por tus propios medios. Buscarás en tus recuerdos o en las historias contadas en tu familia, motivos que puedan hacerte entender las razones por las cuales quienes te tuvieron a su cuidado, en ocasiones, o bien te sobreprotegieron o bien, te descuidaron. Así, comenzará tu camino hacia la auto sanción.
Imagínatelos a ellos como niños, compréndelos y perdónalos.
Existe una técnica de sanación hawaiana que puede ayudarte, averigua sobre ella. Su nombre es “Ho'ponopono”: no son más de cuatro palabras, que deberás repetir mientras piensas en esa persona que te cuidó, cuando eras una niña.
* Aprende a darte el calor que te faltó. Imagina y siente que la niña que fuiste, se siente acompañada, apoyada acariciada, valorada y segura, para ir al mundo y recorrerlo feliz.
* Habla con tu niña interior. Imagínate que ahora, que ya eres adulta, puedes tomar en tus brazos a la niña que fuiste. Cuando lo hayas hecho y la tengas en tus brazos, acércate a su oído y susúrrale: "no te preocupes… aunque te sientas sola y triste, yo estoy aquí y te voy a ayudar a crecer".
* Repite la visualización. Deberás decidir poner en práctica de manera estricta esta visualización, hasta hacerla un hábito.
Puedes empezar haciéndola tres veces al día (por ejemplo: en la mañana al despertar, en la mitad del día y en la noche, antes de dormir). De esta manera, estarás creando nuevas conexiones en tu cerebro y las sensaciones asociadas, quedarán grabadas.
* Averigua por qué te aíslas. Todas las personas somos muy distintas unas de otras. Basándonos en nuestras maneras de ver el mundo, vamos configurando ideas de cómo debemos comportarnos, cómo debemos sentir, cómo debemos reaccionar frente a distintas situaciones.
Es probable que tomar la decisión de aislarse, tenga su fundamento en alguna idea que te esté diciendo que eso es lo mejor en estos casos; por ejemplo, "me da vergüenza que me vean tan triste", "no quiero molestar a nadie", "nadie podrá entender lo que me pasa", etc.
Si trabajas en buscar la idea que sustenta tu decisión de aislarte, podrás analizarla y darte cuenta que, en general, no son tan realistas, sino que por el contrario: te ponen en una situación de debilidad que no es tan real… tú no eres tan débil cómo dices que eres.
* Pregúntate qué te hace falta. ¿Cómo te sentirías feliz? Tal vez sea teniendo una pareja, cambiándote de trabajo, teniendo más amigos, aumentando tus actividades sociales, cambiando algún aspecto de tu físico que crees podrías mejorar (bajar algunos kilos, cortarte el pelo, etc.).
Busca aquello que crees que te haría sentir feliz nuevamente y realiza un plan para lograrlo.
* Llévalo al extremo. Piensa e imagina cómo sería si de verdad estuvieras sola: ¿qué tendrías que hacer para conseguirlo? Descubrirás qué te hace falta para sentirte acompañada.
* Imagina que ya lo disfrutas. Una vez que has descubierto qué necesitas para no sentirte sola, trabájalo con la imaginación activa: imagina que ya lo tienes.
Sahira Rivera Droguett
09 335 0531
Psicóloga Clínica – Terapeuta Familiar y de Parejas
Santiago, Chile