La mayoría de los hábitos alimentarios se adquieren antes de los cinco años. Por lo tanto, si quieres promover una conducta alimentaria adecuada en tus hijos es fundamental aprovechar esta primera etapa de su vida para transmitirles hábitos saludables.
Además de cubrir sus necesidades nutricionales, contemplar sus gustos y respetar su proceso de adaptación a la mesa familiar, debes fomentar una actitud positiva del niño hacia la comida. Lograr esta relación sana con los alimentos no es tan difícil. Aquí van algunas recomendaciones a tener en cuenta.
Fija un lugar y horarios determinados. La comida debe realizarse siempre a la misma hora y en un lugar destinado para ello. De esta forma el acto de comer se transforma en el evento principal, ganando la importancia que se merece. Los niños deben contar con un espacio y utensilios propios (plato, tenedor, cuchara, servilleta), concentrarse en el acto de comer y dejar de lado las distracciones.
Crea un ambiente agradable. La alimentación desempeña un papel muy importante en esta etapa de la vida. Debe ser esperada con alegría, debe proporcionar placer y es tu obligación enseñarle a disfrutar de ese momento. De la mesa deben estar excluidas las tensiones, las discusiones familiares y los regaños.
Evita utilizar alimentos como premio o castigo. Los alimentos no deben ser empleados como premio o soborno. Evita recurrir a este tipo de chantajes para lograr que termine la comida o que acepte determinados platos. Utiliza otras estrategias como nuevas recetas o preparaciones más atractivas. Los niños no deberían acostumbrarse a gratificarse con alimentos.
No lo obligues a comer. El patrón de consumo de los niños, así como sus preferencias, van cambiando con el tiempo. Ya habrás comprobado que hay días de gran apetito y días de inapetencia o completo rechazo hacia los alimentos. No debes preocuparte, es completamente normal. Trata de respetar, siempre dentro de una alimentación adecuada, su capacidad para determinar cuándo está satisfecho. Los niños que son forzados a comer están más propensos a desarrollar trastornos alimentarios en el futuro.
La formación de la conducta alimentaria es un proceso y como tal, no es sencillo ni rápido. Por lo tanto la paciencia y la persistencia son elementos imprescindibles para el éxito. Recuerda que los pequeños aprenden principalmente por imitación. Por este motivo es fundamental que los adultos que los rodean practiquen hábitos alimentarios saludables. Si tu alimentación es variada y equilibrada, seguramente la de tu hijo también lo será.
Lic. Marisa Rodríguez
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