A lo largo de los años, he escuchado a muchas personas decir que postergan o evitan hacer una determinada actividad de tipo laboral, social, o incluso evitan tomar una determinada decisión, argumentando que tienen miedo a fracasar.
Pocos recuerdan haber nacido en un mundo sin faxes, sin computadoras, sin celulares, sin... tantas cosas. Y también, pocos aprovechan las nuevas tecnologías en todo su potencial para incorporarlas definitivamente a la vida cotidiana.