Respetarse y acompañarse amorosamente… en lo bueno y lo malo...
Tomarse en serio y a la ligera…
Disfrutar de la propia compañía…
Considerar la compañía del otro, como una oportunidad de dar y recibir...
Dar, considerando las propias fuerzas…
Tomar, sin sentirse culpable…
Pedir, sin sentirse mendigo…
Expresarse, sin juzgarse…
Permitirse explorar, sin exigirse hacerlo bien…
Escuchar
SE y validar lo que se escucha…
Abrazar la propia luz y la propia sombra…
Ponerse límites para protegerse…
Sentir lo que se siente…
Pensar lo que se piensa…
Darse tiempo para elegir y actuar…
Reconocer la caída… y permitírsela…
Tener la humildad de saberse pequeño ante la
Vida… y grande en el
Alma...
Tener el coraje de vivir la
Vida con todo lo que trae la marea del día…
Ocupar con dignidad el lugar que nos corresponde…
Caminar con la cabeza en alto para mirar de frente…
Inclinarse ante lo grande, para que su fuerza actúe a través del sí mismo…
Cuidarse las heridas para sanarlas…
Caminar desnudo en la intimidad del alma…
Agradecerse la valentía de vivir el dolor, la rabia, el miedo, el amor y la alegría…
Apoyarse en vez de empujarse…
Descansar en vez de aplastarse…
Respirar y sentir
SE…
Rechazar las autodefiniciones estáticas…
Asumir el derecho de cambiar de opinión, de compañía, de escenario…
Decir “te amo” cuando se siente amor y dejar que el otro decida qué hará con ello…
Recordarse que se “va siendo”, para liberarse de lo que “se cree ser”…
Regalarse la posibilidad del error y el aprendizaje…
Reconocer con dignidad cuando se hiere al otro y a sí mismo… reparar el daño...
Sonreírse con los buenos y los malos, los bellos y los feos, los grandes y pequeños…
Abandonar la esperanza de cambiar a los demás, y seguirse amando…
Sumar, y saber restar…
Multiplicar, y a veces, dividir…
Convertirse en un coleccionista de momentos significativos…
Hacer de cada momento, un hecho significativo…
Darse recreos o secretear con nuestra fiel compañera: la muerte…
Renacer, replantearse, reinventarse, dejando a los demás en libertad de hacer lo que quieran… sin abandonarse, ni abandonarlos…
Bajar la cabeza, para escuchar
SE el corazón y cantarle una canción de agradecimiento, por no estar tan cuerdo…
Cristina Stecca
Terapeuta, Orientadora, Docentewww.mejorandonuestrosvinculos.blogspot.com