Las heridas y dolores que experimentamos en la infancia, no se evaporan por arte de magia cuando nos hacemos adultos. Rondan dentro de nosotros, y cuando alcanzamos un nivel de fuerza, madurez, comprensión y conciencia para manejarlos, vuelven para ser trascendidos.
Esta es una de las maneras en que nuestro ser interno nos quiere: nos da toda clase de oportunidades para curar las heridas que necesitamos curar y nos ofrece también, la oportunidad para sobrellevarlas cuando somos suficientemente fuertes.
Cuando éramos niños, con frecuencia vivimos experiencias en las que no teníamos la fortaleza suficiente para enfrentarnos a ellas... no teníamos mucho sostén... y varias veces, nos encontrábamos sin ninguna ayuda. Así que las reprimimos en la memoria y esperamos. Cuando están listas, vuelven a salir. Esto nos proporciona la oportunidad de avanzar a través de estas angustias, cuando tenemos lo que necesitamos para esta tarea.
Cuando esté preparada, tendré la oportunidad de hacer estos viajes hacia las viejas heridas, con la certeza de que puedo curarlas y continuar.
Anne Wilson Schaef
Llegamos a la adultez, llevando en nuestro interior al menos 25.000 horas de un programa grabado con la voz de nuestros padres. ¿Cuántas horas de esos programas crees que te dicen que eres un ser maravilloso? ¿Cuántas te dicen que te aman, y que eres inteligente y brillante? ¿O que eres capaz de ser lo que desees ser y que cuando seas mayor, serás una gran persona? En realidad, ¿cuántas horas de esos programas te dicen «no, no, no» en todas sus formas?
Considerando esto, no es nada extraño que nos pasemos la vida diciéndonos «no» y «debería», desvinculándonos del querer y programándonos con el “deber ser”. Lo que hacemos no es otra cosa que imitar y reproducir a esos viejos programas de manera inconsciente... esos programas que nos atrapan y restan libertad.
Sin embargo, son sólo programas... no la realidad de nuestro ser. Nuestra existencia es mucho más. Son sólo grabaciones que uno lleva dentro, y que se pueden borrar o volver a grabar. Entonces, ¿cuál es el programa que estás ejecutando en tu vida? ¿Estás desde el “deber ser” y el miedo, o estás desde la libertad y fluir en la vida?
Recuerda: “Nunca es tarde para tener una infancia feliz” y ¡SIEMPRE PODREMOS RE-ESCRIBIR NUESTRA HISTORIA!
¡Es tiempo de despertar! ¡Es tiempo de simplemente elegir ser feliz!
Y entonces… ¿te atreves a ir por MÁS?... ¿Más qué?: Más felicidad, más amor, más paz, más tranquilidad, más alegrías, más risas, más disfrute, más gozo, más juegos, más abundancia de TODOOO… más espiritualidad, más cariños, más ternura… ¡más consciencia!
María Jesús Martínez Bórquez
Psicóloga, Facilitadora de Ceremonias y Talleres.
Coach Ontológica. Terapeuta Floral.
Astróloga. Sahumadora.
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