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Vacaciones afrodisíacas

Vacaciones afrodisíacas
Bronceados, con el pelo duro por el agua salada y el sol, las valijas llenas de ropa sucia y un montón de piedritas, caracoles, montones de fotos acumuladas en la máquina…

En casa otra vez, la misma canilla que goteaba antes de irse, pero también la cama que tanto se extrañó, el clima familiar y la rutina...

El veranear, ya sea unos pocos días, pudo haber tenido de todo:  noches de mar, luna llena, gaviotas, algunas peleas inevitables, porque convivir las 24 horas durante un mes o quince días, no es lo mismo que verse todo el año con el mate y el desayuno de la mañana, la milanesa de la noche y los mimos del trasnoche.

En vacaciones todo es distinto y los resultados de esa diferencia pudieron haber sido terribles o maravillosos. O la pareja vuelve furiosa o embobecida por una lujuriosa luna de miel en la que se sintieron como en el “dichoso tiempo aquel”, cosa que suele ser lo más común.

Las vacaciones son para la pareja un elemento sumamente afrodisiaco, suele aumentar el deseo sexual y el intercambio también suele ser en extremo por lo general apetitoso. Es bueno planificarla pero para que no fracase, no hay que cargarla de grandes expectativas.

El stress nuestro de cada día

Tener cierto stress en la vida es normal. Puesto que para enfrentarse a ciertos avatares de la vida cotidiana, el cuerpo reacciona. Y lo hace alterando su equilibrio químico y una oleada de adrenalina invade la sangre.

Sin ninguna duda, el cuerpo puede tolerar esta alteración química durante cierto tiempo, pero cuando no hay un solo momento de descanso, el stress llega a hacerse crónico y las mujeres y varones que lo sufren terminan por no poder disfrutar de nada.

Y este stress crónico afecta especialmente a las relaciones sexuales. De a poco el interés sexual, el deseo sexual disminuyen y los encuentros se hacen cada vez mas esporádicos hasta que la pareja puede llegar a dudar del atractivo mutuo.

Cuando la causa del stress es obvia, como por ejemplo la pérdida del empleo, relaciones familiares tensas, asuntos no debidamente resueltos, maternidad ansiosa, etc., pueden suceder dos cosas, y eso depende de cada persona. Por ejemplo, una relación sexual gratificante, puede ser una fuente de alivio, pero lo más frecuente es que el interés sexual disminuya.

Una salida o planificar algo distinto

Frente a estas situaciones estresantes, es bueno planificar algo distinto para traer aires nuevos a la pareja y así enfrentar con otra actitud los avatares de la vida cotidiana. De nada sirve acusar a la pareja de no ser bueno en la cama; lo mejor es reconocer que ambos pueden contribuir al aburrimiento y están (cuando lo hacen) manteniendo relaciones de forma rutinaria.

Si no es posible planificar una salida o unas vacaciones, queden de acuerdo en darse una sorpresa el uno al otro durante una semana, por ejemplo, compartir un baño o buscar un nuevo lugar de seducción. Al final de la semana, cuéntense que es lo que mas les ha gustado y por qué.

Una escapada de dos días, sin niños, por ejemplo, también es renovadora para la vida sexual de la pareja. Nada de obligaciones, solo placer y no hace falta para ello irse muy lejos, con cambiar de escenario alcanza.

Descanso afrodisíaco

Hay montones de lugares que se pueden transformar en unas estupendas y eróticas vacaciones, siempre y cuando ambos tengan ganas de que así sea: desde mirar las gaviotas a cambiarle la rueda al auto, por ejemplo. Si se espera que “ese momento” ocurra sólo con violines de fondo o con el Caribe de escenario, posiblemente ambos se pierdan la posibilidad de encontrarlo dentro de una carpa en el camping de La Paloma o en Aguas Dulces, o en aquel hotelito perdido entre las sierras.

A veces, suele suceder que las vacaciones no salen del todo bien como quisiéramos. Por ejemplo, cuando sin ganas se va de veraneo con la tía, la abuela, el perro y el loro, difícilmente se encontrara ese espacio necesario para la comunicación. Se trata de analizar, elegir y optar: o la abuela metiéndose en el medio pero cuidando los chicos a la noche, o la intimidad diaria y las corridas para poder salir solos alguna vez. Cuando el panorama está claro, se puede planificar con inteligencia, de lo contrario se cae en la queja contínua.

El tener tiempo libre para disfrutar, retomar aquellas caricias que hace años nos enloquecían, las caminatas tal vez en silencio pero en un contacto intimo casi inexplicable, borra lentamente el estrago que el stress diario hizo durante todo el año. Libre entonces de momentáneas preocupaciones, el deseo sexual se liberará y los sentidos estarán a flor de piel.

Al regreso...

Tratemos de no volver con las valijas llenas solamente de ropa usada (testigo de lo bueno que ya pasó), sino cargarlas con un poco de magia y ganas de empezar. También se pueden traer experiencias sabrosas de lo vivido en ese tiempo con nuestra pareja y prolongarlo en el cotidiano vivir.

Así como al inicio de las vacaciones, hacen falta unos "días de ablande" para no teclear sobre la arena; también al volver conviene respetar un tiempo de adaptación. Se trata de poner un poco de fantasía al regreso.

Lo importante es que marzo no sea la vuelta a lo de siempre, a la rutina sexual, porque si no se le dedica tiempo y energía a la pareja y la sexualidad, el sexo puede llegar a perder importancia. Lo imprescindible es que esa vuelta “a lo de siempre”, tenga otro gustito.


Gabriela Michoelsson (Sicóloga-Sexóloga)
gamich@multi.com.uy
094.21.28.21
www.saberdesexo.com

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