¿Es posible perdonar y volver a empezar?
La capacidad de perdón es algo sostenido por todos los credos y las iglesias. Creo que básicamente, cuando una pareja vive una situación de infidelidad, esta capacidad de perdón tiene que ser absolutamente clara y verdadera. No se trata de un “te perdono por ahora y cada tanto saco la factura”.
Un “te perdono” significa un “te perdono, pues mi autoestima no está dañada”, que es lo que pasa fundamentalmente en las infidelidades: el engañado se siente muy herido en su autoestima. La capacidad de perdón es fundamental. Si no hay perdón, no hay posibilidad de reconstrucción, ni de hacer nada.
¿Y cómo se diferencia una situación de perdón auténtico, de una que “va a sacar la factura” en cualquier momento?
Cuando podemos empezar a conversar, a hacer nuevos acuerdos o rever los que están viejos y perimidos. Cuando podemos "desnudarnos" en una conversación y aceptar la posibilidad de ver tanto si el otro me reelige a mí, como si yo reelijo al otro. Si no se habla más del tema, lo más probable es que se haya hecho la peor de las maniobras: pintar la pared con humedad, sin antes picarla. Si nosotros hacemos una cosa así, la humedad, al cabo de un tiempo, vuelve a salir. No hablar es lo peor que le puede pasar a una pareja, después de cualquier situación de crisis.
Siempre lo no hablado es pasible de fantasías terroríficas. Y si solos no lo pueden hacer, es el momento de recurrir a un especialista en terapia de pareja.
Entre las muchas cosas que la pareja tendrá que conversar, un tópico importante, será qué les pasa a ellos en la intimidad: qué les ha sucedido, qué cosas dejaron de hacer. Esto no tiene que ver sólo con la sexualidad entendida como genitalidad, sino con qué cosas me dejaron de importar, cómo descuidé mi aspecto, cómo he dejado de seducirlo/a, cómo ha dejado de seducirme.
Hay dos columnas que sostienen la sexualidad básicamente: el erotismo y la seducción. Cuando esas columnas no están presentes, aparecen los problemas de sexualidad.
¿Cómo lograr la reconquista de la pareja después de la infidelidad?
Hay que hacer cosas, hay que seducir, hay que agarrar todo nuestro Kamasutra mental, nuestros recuerdos y empezar a agradar, a seducirnos a nosotras mismas y a partir de ahí, seducir al otro. Si yo no me gusto a mí misma, difícilmente le guste al otro; pero si me paro frente al espejo y digo: “estoy bien, me visto bien, me siento bien”, seguramente esto le va a agradar al otro.
¿Sirve preguntar cómo era la actividad sexual con el amante, para mejorar en la intimidad de la pareja?
Jamás. No se pregunta nada. De eso no se habla. No sirve de nada investigar: eso dejémoslo para los investigadores o para los abogados. A los efectos de la pareja, destruye... no sirve de nada.
No hay que saber todo. Cada cuerpo es diferente, cada piel es diferente, cada ser humano es distinto; entonces, no podemos trasladar lo que se sintió en otra situación, a la pareja puntual. Además, no olvidemos que si uno tiene un amante, todo es fantástico y maravilloso; si no, no existiría el amante.
¿Cómo empezar a trabajar para recuperar mi pareja?
Con técnicas específicas: conversaciones, pactos, nuevos acuerdos de mínimas cosas. Con una revalorización y una reelección, si cabe, del otro.
La conversación es fundamental: hay que hablar, romper el silencio, hablar de nosotros de hoy para adelante; recordando la película que nosotros escribimos y que no sirvió. Hay que elaborar otro guión.
Tomar conciencia de la necesidad de tener momentos de intimidad y que estos son sagrados: hay que instituirlos como si fueran cumpleaños, una vez por semana y agendarlos en un espacio grande.
¿Qué pasa con la sexualidad en la pareja después de una infidelidad?
Seguramente será diferente. Si ambos no la ven, la crisis no sirvió para nada: no se aprendió. Lo que yo veo es que, fundamentalmente, el deseo sexual —aquello en lo que, por lo general, se produce una disminución— empieza a reflotar.
Se deben hacen cosas diferentes: una cena distinta, velas, una flor, un llamado, un mensajito, un e-mail, un lindo beso cuando nos despedimos a la mañana. Detalles, toques que van incrementando y despertando el deseo sexual que se despierta en nuestro órgano sexual más importante: la cabeza.
Lic. Diana M. Resnicoff
Psicóloga Clínica. Sexóloga Clínica
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