Pienso que el hombre de hoy de entre los 30 y 55 años, está en deuda con esta nueva mujer. Cada vez veo hombres más solos en el rango de estas edades: los siento desorientados, con muchos problemas de autoestima, con máscaras ante estas nuevas mujeres que, en mi opinión, saben levantarse mejor ante algunos desafíos.
Para lograr una relación sana, que nos lleve hacia la realización y la felicidad de la pareja, lo primero que hay que hacer es construirse cada quien a sí mismo de forma madura, estructurada y equilibrada, antes de pretender que otro haga por cada uno, lo que es responsabilidad de cada quien.
Los emprendedores de hoy se caracterizan, principalmente, por ser gente madura, cuyo promedio de edad ronda los 37 años, sin pareja formal y con un trabajo en relación de dependencia, que muchas veces ayuda a solventar y dar continuidad a su proyecto. Solteros, separados o viudos, muestran mayor continuidad dentro de la persecución de un proyecto, aumentando su participación relativa, con lo que el matrimonio parecería incidir negativamente, en la posibilidad que las personas concreten su emprendimiento.
Mientras el matrimonio sería un obstáculo para desarrollar una iniciativa emprendedora, el estar trabajando no parece serlo. Es un tema complicado, pero tenemos en la comunicación y la capacidad de amar y aceptar al otro tal cual es, la capacidad de crecer juntos, sin criticar, sin juzgar. Una pareja que no se proyecta junta, difícilmente puede crear las bases de ese hermoso y maravilloso templo llamado "HOGAR".
Hoy, el emprender llegó para quedarse como una manera importante de empleabilidad... eso debes conversarlo "de a dos", sin temer a caerte y ser humillado por tu pareja. No permitas que te saque en cara tus errores: son parte de tu crecimiento; no permitas que te bajen la autoestima: es tu bien más preciado a la hora de tener que emprender... no seas para nadie una opción, cuando ese alguien es tu elección.
Si llegas a esa conclusión, deberás dar un paso al lado. Te aseguro que la vida estará de tu parte, pues es un gesto de infinita nobleza dejar que el otro logre sus proyectos, si sientes o te hace sentir que eres un obstáculo en su vida. En mi caso, supe lo que valía y la capacidad creativa que poseía... la fuerza y pasión de emprender lo que me propusiera, el mismo día en que di ese paso al lado, dejando que el padre de mi familia siguiera su propio proyecto y camino.
También son actos de amor, en que se toman decisiones racionalmente dolorosas, pero necesarias para crecer. En especial si tienes hijos, que te darán toda la fortaleza para levantarte una y mil veces. Conversen desde el alma, sin mentiras, sin ocultarse nada.
Conozco parejas que nunca han conversado de cuánto ingreso tienen entre los dos... donde la desconfianza supera la entrega, donde el amor al dinero es mayor al amor entre ellos, donde el ganar y el éxito mal entendido es el fin y no el medio para lograr un hogar feliz, con hijos sanos para esta sociedad cada vez más individualista y egoísta.
Sé, por conversaciones y amplias charlas con mi gran amigo el Dr. Eugenio Olea (gran psiquiatra), que el ser avaro es una enfermedad psiquiátrica; pues aunque esa persona lograra desprenderse un poco de lo monetario, seguirá siendo avaro en el entregar su tiempo a la familia y sus afectos. Entre estas personas, están los famosos “trabajólicos”, que se escudan en este hecho y ocultan su imposibilidad de disfrutar la vida y ver la simpleza de las cosas; así como la incapacidad que poseen de entregarse al amor y al afecto.
No caigan en esto. Hoy el emprendimiento es una tarea de dos, pues se verán beneficiadas todas las personas a su alrededor y, en especial, considerar como punto más importante, el amor en la pareja y la confianza... cada vez más escasa hoy en día.