Quizás el perdón más difícil de otorgar sea el que se da sin que a quien perdonamos se entere. Ese que viene a una relación ya terminada. También sea quizás el que más paz al alma nos trae.
Perdonar no siempre es poner la otra mejilla y volverlo a intentar, perdonar es simplemente algunas veces, procesar una situación aunque no la entendamos, aunque haga daño, justamente para poder seguir adelante sin la carga de la molestia o el dolor que nos hayan causado, sea justo o no, lo que haya sucedido, no se puede modificar.
Sin dudas el perdón nos libera, soltar el dolor, el rencor, la espera de justicia cuando alguien nos hace daño, nos da la libertad de poder perdonar, aunque luego no haya un nuevo comienzo, aunque el vínculo haya terminado, dejar ese dolor detrás nos permite continuar.
Creo que hay distintos tipos de perdón, pero todos nos llevan a lo mismo, la liberación y la paz.
Autora: Marisan