Más que una costumbre, es un placer: leer antes de dormir nos libera de un día de preocupaciones. Es un instante privado donde nos sumergirnos en un mar de letras, en un mundo de posibilidades que nos lleva de la mano y de la mente, hacia escenarios emocionantes. Este hábito es uno de los preferidos de nuestro cerebro porque le encanta ser nutrido, estimulado, seducido cada noche…
Hay quienes apagan la luz de su mesa de noche al terminar el último capítulo de su libro. Lo hacen con esa placidez embriagadora al percibir el peso del sueño pegado a los párpados y la calma en una mente que quizás discurre ya en el mundo de los sueños. Otros, apagan la luz a altas horas de la madrugada, tras haber visto unos cuantos capítulos de su serie favorita. Algunos, se dejan caer en la almohada tras estar unas cuantas horas entre redes sociales, correos o grupos de whatsapp.
Cada cual tiene sus hábitos, sus costumbres y estilo de vida. Sin embargo, lo queramos o no, esas rutinas previas al descanso nocturno, determinan en muchos casos nuestra calidad de vida. Si leer antes de dormir ha sido desde siempre una tradición milenaria y habitual, en los últimos tiempos es algo en peligro de extinción.
Que esto sea así no es solo una auténtica pena: es un modo de descuidar nuestra salud y la de nuestro cerebro, pero, veámoslo con detalle.