"Hace mucho, mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino, vivía una bruja muy poderosa, quien tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia. Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa. La bruja accedió a esta petición, y comenzó a seguir y seguir el hilo. Esta búsqueda los llevó hasta un mercado, en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos, ofrecía sus productos.
Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se acercara y le dijo: «Aquí termina tu hilo»; pero al escuchar esto, el emperador enfureció, creyendo que era una burla de la bruja. Empujó a la campesina (que aún llevaba a su pequeña bebé en brazos) y la hizo caer, haciendo que la bebé se hiciera una gran herida en la frente. Ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza.
Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda… y llegó el momento de ver por primera vez la cara de su esposa (la cual entró al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente). Al levantárselo, vió que ese hermoso rostro, tenía una cicatriz muy peculiar en la frente."
Esta leyenda está tan arraigada en las culturas orientales, que millones de personas llevan unidas a ellas un hilo rojo verdadero. Aunque no hay claridad sobre si el origen es chino o japonés, se dice que la leyenda comenzó al conocer que la arteria ulnar conecta el dedo meñique (otras fuentes hablan del anular, lo que tiene más tradición en nuestra cultura) con el corazón, fuente de vida y eternamente concebido como el hogar del amor.
Un hilo rojo al que no podremos imponer nuestros caprichos, ni nuestra ignorancia… un hilo rojo que no podremos romper ni deshilachar… un hilo rojo directo al corazón, que conecta a los amores eternos, a los profundos, esos que simbolizan el antes y por los que no hay después: el amor de una madre, de un padre, de un hermano, de un niño, de un amigo, de un hombre o de una mujer… un hilo rojo que simboliza el amor y el interés común…
Cada uno que lo interprete como quiera, pero lo que está claro es que, en ocasiones, las casualidades son tan fuertes que no dejan lugar a dudas… almas gemelas se llaman: corazones entrelazados con una o varias eternidades por vivir.