El autor me ha invitado a recorrer a través de la presente obra, la aventura de su formación que aporta implacablemente al fín de desarrollar una perspectiva creativa y comprometida frente a la vida en sociedad, con sus luces y sombras. En su obra, Javier Mangini con su visión desde la filosofía y la psicología, propone al lector la posibilidad de deslizar su mirada por una superficie de conocimientos, que interpelan y cuestionan las formas de ser en sociedad de las que nadie escapa, aquellas cultivadas por las ideologías del Capitalismo y el Patriarcado.
Los impactos del feminismo en la actualidad han dejado en evidencia las desigualdad de las relaciones de género entre varones y mujeres, en este sentido, el autor dirige varios capítulos a la máxima expresión de este desequilibrio social: La Violencia en todas sus formas, explotación sexual y comercial de niños, niñas y adolescentes, el abuso sexual de menores, la violencia doméstica basada en género. No sólo aparecen los personajes más conocidos en la escena que contextualiza Javier Mangini (las víctimas), sino, quienes hacen posible los terrenos de sufrimientos mencionados, aquellos, cuya descripción cultural y mediática se los posiciona discursivamente en el orden de la moustrocidad y así, guardando impunidad. Nos muestra en este
libro, que esos personajes son construcciones colectivas, y detrás de ese velo imaginario de apariencias, encontramos rostros conocidos impactando, en muchas oportunidades, con sentires de aberración y rechazo frente a lo que no queremos ver. No aceptar que convivimos con estos problemas como quienes ejercen tales violencias, por lo cual, negarlo facilita la perpetración de la violencia en cualquiera de sus formatos.
La invitación del Psicólogo Mangini es a no mirar hacia un costado y así, abrir las puertas del sentir para construir una mirada comprometida con la vida, con la felicidad y con la posibilidad de transitar el dolor y la tristeza. Aquí la puerta se abre para las emociones. El consumo habla de los clientes de la explotación, el consumo maneja tiempos veloces y vertiginosos, tanto que, van más allá de nuestras posibilidades de dejarnos afectar, es anestesiarnos por un hedonismo que nos repliega de la vida y nos mantiene ajenos a cualquier sufrimiento, al propio y al ajeno.
La empatía será así una propuesta ética del autor, que permitirá al/la lector/a verse a sí mismo/a y en relación con sus vínculos, el consumismo podría pensarse como una forma naturalizada de vivir la explotación de uno/a mismo/a, para sí y con otras personas. Hace mucho, el capitalismo era sinónimo de explotación y enajenación materialista, ahora, es el individualismo contemporáneo que nos posee y nos arrastra, en tanto que, nos cuesta relacionarnos con otros/as, sobre todo construir una relación amorosa afectiva entre varones y mujeres, la violencia, los celos, la dependencia emocional, la inmediatez del placer y las pocas habilidades comunicativas con las que se cultivan las relaciones de género, obturan la inmensa potencia creadora con la que venimos al mundo cuando nacemos, ésta, a pesar de todo, no puede extinguirse, el autor hace un llamado continuo a la capacidad creativa; prestad atención! Puede ser una perspectiva de vida que yace en nosotros dormida pronta para despertar.
Javier Mangini, se ha dispuesto a compartir con el/la lector/a sus exploraciones a partir del campo de la clínica en su rol como terapéuta, las heridas aparecerán continuamente como síntomas de la violencia y de las historias de vida que valerosamente se ha atrevido a transitar junto con sus consultantes. Camino realizado para que los sufrimientos no se conviertan en un estancamiento profundo en la vida de estas personas que se permiten y se permitieron, por primera vez, deslizar su tacto por terrenos viejos, conocidos y ásperos de sus vivencias. El autor las ha apoyado a vivir en el presente y así, a no seguir lastimándose compulsivamente con lo repetitivo de sus pasados o con el temor de un futuro gris, pronóstico de una experiencia flagelada.
Prólogo del Licenciado en Psicología Diego Morales Pose.