“Sólo se vive una vez…” ¡No! Se vive todos los días… sólo se muere una vez… ¡cuánto me gusta esta reflexión!
Que no les hagan creer eso de que “sólo se vive una vez”… ¡qué va! ¡Se vive todos y cada uno de los días! Esa es nuestra suerte… al levantarnos cada mañana, tenemos por delante un montón de minutos por vivir: un montón de posibilidades, de experiencias, de sonrisas, de abrazos… un montón de buenas palabras que ofrecer y un montón de gestos bonitos para regalar… infinidad de razones que hacen de cada día algo especial.
No son necesarias las grandes experiencias: sólo necesitamos pararnos un momento a sentir, para apreciar que ese día es único y que en tu mano está el darte una razón para disfrutarlo.
Hace poco asistí a una experiencia Mindfulness y nos propusieron una actividad muy sencilla que me encanta y que voy a compartir con ustedes. El concepto “Mindfulness”, literalmente significa “atención plena” o “conciencia plena”, y se basa en eso, en actividades que nos ayuden a ser conscientes de nuestra presencia y de nosotros mismos en un momento determinado. La chica que nos impartió la clase, nos regaló a cada alumna una cuerdita con dos cascabeles. Nos pidió que la colocáramos en algún lugar donde fuéramos a tropezar con ella cada día, y cuando oyéramos sonar los cascabeles, nos parásemos, y dedicásemos un minuto a ser conscientes de nosotros, de nuestro cuerpo y del momento que estábamos viviendo… algo así como “estoy aquí y ahora”.
¡No se pueden imaginar lo revelador que es hacerlo! Ser consciente de cada día…es increíble cómo pasamos por los días, por la vida, sin ser conscientes muchas veces. Nos levantamos, duchamos, desayunamos, vamos a trabajar, el coche, el semáforo, el mismo camino… trabajo, vuelta a casa, comida, recados, mismas tareas… niños, o novio, o amigos… más recados, más tareas… baño, cena y a dormir. Y ha pasado otro día más, sin ser realmente conscientes de que hacíamos ninguna de esas cosas, porque las tenemos automatizadas y pasamos por ellas como el que está sentado en un cine viendo una película. Qué pena ¿no? Perderse tantas cosas… perdernos nuestra vida…
Les propongo que lo hagan. Tomen un par de cascabeles, átenlos con algo y cuélguenlos allí donde vayan a moverlos cada día: en el cajón de la mesita, junto al escritorio, en el espejo retrovisor del coche, en el llavero de las llaves de casa… ¡donde quieran! Cuando los oigan sonar “clin clin”, deténganse. Concédanse un minuto y piensen: “hoy es tal día y estoy aquí haciendo esto”… piénsenlo y siéntanlo. Y tras sesenta segundos, continúen con lo que estaban haciendo… les aseguro que lo harán con otros ojos…
Se vive todos los días y la vida da para mucho. Está lleniiiiiiiita de días… ¡no dejen escapar ni uno!
Si les ha gustado, ¡compártanlo con su gente e invítenlos a vivir cada día!