¿Quién dijo que equivocarse fuera malo? Equivocarse, errar, fallar, caerse, tropezar… sirven para hacer una pausa en el camino. Ese instante en el que nos hemos tropezado, es como una llamada de atención que nos dice: “¡Atento! Mira a tu alrededor: hay algo que estás dejando pasar por alto.” A veces es un aviso del corazón, que nos hace ver que hemos pasado mucho tiempo en nuestra mente… porque cuando estamos perdidos en la mente, nos desconectamos de nuestro sentir y corazón… nos desconectamos de nuestro ser y desde allí, es muy fácil equivocarse.
Equivocarse sirve para volver a empezar de nuevo… adoptar otra perspectiva, aportar aire nuevo a nuestros proyectos y también, sirve para saber qué dirección no escoger, de qué camino debemos apartarnos, en qué lugar ya no queremos ni debemos estar.
Equivocarnos nos guía en darnos cuenta, que hay cosas que debemos cambiar… que hacer lo mismo ya no nos sirve, que debemos arriesgar… que solamente haciendo, logramos lo que deseamos.
Equivocarnos nos enseña, nos lleva a crecer, nos lleva a salir de la mente hacia la acción.
A veces, por miedo a equivocarnos, nos paralizamos y no hacemos realmente lo que queremos… consultamos con los demás, pero por mucho que nos asesoren, no hay nada mejor que escucharnos a nosotros mismos, dejarnos guiar por nuestra intuición y confiar: a veces, hay que lanzarse al vacío para aprender a volar.
Y si nos equivocamos ¿qué hay de malo? Quizás es lo que necesitemos: aprender de nuestra experiencia… porque las equivocaciones son las mejores enseñanzas.
A veces podemos renunciar a lo que queremos por miedo, tanto a equivocarnos como a sufrir por eso… es tal el miedo al fracaso, el miedo al dolor, que podemos sentir si algo no nos resulta, que incluso a veces, somos capaces de equivocarnos por miedo a equivocarnos e incluso podemos decidir quedarnos congelados en el estancamiento, renunciar a nuestros sueños, por miedo a equivocarnos y en ese lugar, nos paralizamos.
Yo reconozco que me he equivocado mucho en la vida, sin embargo, también reconozco que de cada error he aprendido y crecido, y que claramente hoy no soy la misma que ayer, ni la misma que mañana.
Y si de algo estoy segura, es que nuevamente me voy a volver a equivocar… porque con la sabiduría de hoy y el crecimiento de las caídas del pasado, jamás nunca lo dejaré de intentar.
Por más difícil que parezca, debes hacerlo: si lo deseas ¡HAZLO! Corre riesgos, inténtalo y vuelve a intentarlo… no te paralices, ya que lo peor que puede suceder, es que te equivoques y tengas que volver a empezar.
Hoy, después de miles de caídas en mi vida, soy una convencida que cada sueño que tengas lo debes realizar, con la convicción de que creamos lo que creemos y que ahí donde colocamos nuestro corazón, es donde debemos estar.
Y tú: ¿estás donde está tu corazón? ¿Estás dispuesto a caer si es necesario, por lograr lo que deseas?
En eso estoy hoy en mi vida: concretando mis sueños más allá de la realidad… más que mal, ¿qué es la realidad?
Les deseo feliz vida a cada uno y sobre todo, que recuerden que ser feliz es una elección y esa elección, depende solo de ti.
¡Es tiempo de despertar! ¡Es tiempo de simplemente elegir ser feliz! Y entonces… ¿te atreves a ir por MÁS? ¿MÁS qué? Más felicidad, más amor, más paz, más tranquilidad, más alegrías, más risas, más disfrute, más gozo, más juegos, más abundancia de TODO, más espiritualidad, más cariños, más ternura, más consciencia…
María Jesús Martínez Bórquez