Impacto del trabajo en la relación con los hijos
¿Te ha sucedido que llegas a casa después de trabajar y tu hijo pequeño en vez de llegar a tus brazos, se tira al suelo y se pone a llorar? O ¿has llegado a casa anunciando tu arribo y tus hijos no se mueven, ni dejan de hacer lo que están haciendo?
Todas las relaciones humanas son frágiles y, especialmente los vínculos importantes y cercanos, necesitan tiempo (además de otras cosas) para desarrollarse y fortalecerse. Las jornadas laborales extensas imponen un ritmo y una distancia, que pone en jaque las relaciones de los padres con sus hijos.
De manera natural los hijos se resienten ante la distancia emocional y física. En la mayoría de los casos, no es algo que los padres puedan sortear; pero sí, al tenerlo presente, ellos pueden tomar medidas paliativas que resguarden la armonía y los beneficios de una relación cercana y afectuosa.
Lo esencial es comprender y aceptar que los hijos se frustran y se enojan con la no presencia física de sus progenitores. Lo demuestran de la manera que pueden y, a veces, su forma de demostrarlo confunde o puede llevar a error; puesto que los papás, pueden dar una interpretación equivocada, derivando en sostener la distancia ya existente o generar más.
Por ejemplo, la mamá/papá del niño que se tira al piso y llora, podría pensar que su hijo no quiere verla/o, que prefiere estar con “la nana”; de modo que para que no llore, piensa “darle en el gusto” y lo deja con su cuidador/a habitual para que lo calme. Pero el niño, en realidad, quiere a su mamá/papá, pero no sabe decirlo: queda más frustrado y la madre/padre con la sensación de no ser necesitada/o e importante… por lo que no tendrá motivación para llegar antes a casa.
De una manera similar, los padres de los hijos que no dejan lo suyo, tenderán a pensar que los niños están entretenidos en sus cosas, que no tienen interés en hablar o contarles sus cosas y que ya no los necesitan como antes. Pero el hijo, que en realidad necesita a sus padres, no sabe cómo buscarlos y se siente disgustado… se queda con la misma sensación de soledad y abandono, y sus padres con la sensación que su hijo cada vez está más grande y los necesita menos.
Ambos errores tan comunes, producen dolor y resentimiento en padres e hijos y derivan de lo complejo que puede resultar entender la mente infantil y las necesidades de los hijos, respecto de sus padres. Es necesario advertir detrás de las reacciones de los hijos, los verdaderos motivos para darles una correcta lectura.
Si tu hijo se tira al suelo y llora cuando llegas a casa… acércate, tómalo y abrázalo, aún cuando al principio pueda incluso llorar más. Insiste, no lo dejes solo. Háblale, distráelo, dile que sabes que está enojado, pero que ya llegaste para estar con él. Si tu hijo no deja sus cosas ni se acerca a saludarte, no pienses que te necesita menos; ve a su cuarto, quédate, háblale, pregúntale de sus cosas… aguanta su silencio, porque suele ser su manera de probarte.
No pienses que el trabajo duro y el tiempo ausente no traen consecuencias. Más bien asúmelo y si no lo puedes cambiar, enmienda con ingenio lo perdido… indaga la manera de cubrir lo más completamente posible, las necesidades de tus niños en los otros momentos de la vida juntos.
La mamá de Valentina, de lunes a viernes sólo puede despertar a su hija en la mañana, hablar con ella a medio día por teléfono y verla algunas noches (cuando su trabajo lo permite y su hija no se ha dormido). Llega a casa cansada y esos momentos no siempre son agradables, porque siente que debe aprovechar de corregir y enseñar a su hija.
La gran reflexión, la mayor carga y la más penosa de las culpas para una mamá/papá que trabaja mucho, es qué hacer para cuidar la relación y ser una mamá/papá presente, cuando se tiene poco tiempo. Sin entrar en cuestionamientos sobre cómo y por qué una madre/padre llega a destinar muchas horas a su trabajo, el punto es que tiene consecuencias. Pero las consecuencias no tienen sólo que ver con el escaso tiempo, sino también con la calidad de los momentos reales que se tienen. Esto se debe a que dentro de las funciones materno-paternas relevantes a cumplir, la madre/padre, en su escaso tiempo, se ve obligada/o a priorizar y no siempre escoge lo esencial.
Para explicarlo de otro modo, si tienes que hacer un trabajo específico y cuentas con muy poco tiempo para hacerlo, procurarás ser más productivo organizándote, consiguiendo con antelación todo lo necesario, manteniendo en tu mente la tarea, conservando la claridad de tus objetivos, procurando motivarte y buscando apartar toda distracción al instante de ejecutar la tarea.
Este ejemplo, aplicado a la relación con tus hijos, significa que aún cuando tu trabajo te absorba energía, tiempo y concentración, necesitas tener astucia para aprovechar tu poco tiempo en lo relevante y esencial, y hacerlo de modo que la relación se beneficie y no se afecte.