Como la mayoría de los niños desean tener una casa en algún árbol del patio (en este caso de un amplio terreno), Andrés no fue la excepción. Tuvo su casa en el más hermoso árbol que se pudiera soñar: un ciruelo.
Estaba construída en madera y tenía una puerta tipo veneciana. Allí jugaba y soñaba: a veces era el Capitán Garfio y lo avalan las fotos que le tomé...
Era hermosa la casita... especialmente en primavera, rodeada de muchos azahares blancos, mariposas y picaflores.
También en los días de lluvia, le gustaba esconderse en ella y observar la lluvia desde esa altura.
A veces su hermana más pequeña insistía en curiosear, pero no siempre le permitía invadir su espacio y suspender la magia de sus personajes en acción.
Autora: Ma. Julia Torres Bustamante.
¿Quién de ustedes tiene lindos recuerdos asociados a una casita en el árbol... una casita armada con sábanas y sillas... o una casita de madera?