¿Cuántas veces hemos escuchado la frase “madres eran las de antes”?
Aquellas dedicadas cien por ciento al hogar, a la familia, a los estudios de los chicos, a la educación, al correctivo constante y necesario, que en ocasiones no nos permitía ni dudar...
Aquellas de los clásicos remedios caseros, aquellas que con una pelota y unas tartas, podían transformar ese día en un picnic especial… ¡vaya diversión asegurada!
Y ¿qué decir de las madres actuales?…
Las que de alguna forma u otra, preservan parte de esta educación y aplican mucho de esta enseñanza.
Las que cumplen con un horario laboral, ya sea fuera o dentro de la casa y sobre todo, que de alguna forma u otra, ESTAN... con sus defectos, con sus virtudes, con los tiempos nuevos, con esta metamorfosis que estamos viviendo y tratando de actualizarnos para poder cumplir totalmente con este gran rol de ser mamás.
Los tiempos son diferentes y vienen con muchos cambios... las proporciones que brindamos a nuestras funciones son diferentes.
Pero lo que no es diferente, es el amor que se siente por un hijo, seas madre de antes o seas madre de ahora… eso no cambia. Es nuestra gran función y rol natural en las madres… el amar y sostener a nuestros hijos.
“Madres eran las de antes y las de ahora”... la que acompaña, la que ilumina, la que muestra, la que ama con locura, la que está presente... Aquí estamos todas identificadas.
A todas las madres de ayer y de hoy, ¡feliz día!
Somos hijas de esa generación: conservar y transformar… ¡vaya legado!
Karina Felix