¿Qué mejor para un día de lluvia, que pensar en un nuevo estilo de maquillaje, que se adapte a nuestro rostro y a nuestro trabajo o actividad?
Lo ideal es aprovechar un día de relax y jugar con los productos que tenemos en casa, para además, hacer una revisión de lo que tenemos:
en qué estado está nuestro maquillaje o darnos cuenta de lo que tenemos para descartar, ya que los productos grasos como cremas, bases, correctores, labiales, se descomponen con el tiempo (sobre todo, si están en lugares húmedos o con temperaturas elevadas).
Luego de esto,
observemos nuestro rostro y analicemos nuestros rasgos, para determinar si queremos una imagen romántica, con carácter, etc. y para ello,
vamos a trabajar con el concepto de "lenguaje del color".
Por lo tanto, tienes que saber que los colores cálidos o pasteles, nos dan un look cándido, tranquilo, amigable... y los colores fríos, son más sofisticados como para la noche; y a la hora de ir a la oficina, nos destacarán más el rostro y nos darán una imagen más fría y lejana.
El maquillaje es un lenguaje que como tal, tenemos que utilizarlo: no es lo mismo maquillarnos para ir a una entrevista de trabajo, que al casamiento de nuestra mejor amiga... todo tiene un decir: el color, la forma, etc.
Utiliza los días de vacaciones y en especial si llueve, para pensar en la imagen que te gustaría trasmitir. Se puede ser natural por naturaleza y está perfecto; o se puede jugar con el maquillaje como una forma de transmitir: como era en la época del barroco, donde las damas se coloreaban las mejillas, para comunicar en sociedad que estaban a la espera de un gran amor.
Patricia Romagnoli