Todas las investigaciones dan cuenta que en una pareja lo que es realmente importante, es la calidad de las relaciones sexuales. En realidad, la frecuencia es algo por lo que se muestran más preocupados los hombres que las mujeres.
La queja se vuelve tóxica cuando quedamos encerrados en ese círculo de energía negativa que causa autocompasión, pena y dolor. Pero además, la queja frecuente aleja a la pareja, porque se siente rechazada.
“Había una vez....” Los mitos son creencias irracionales, que no se saben de dónde vienen, pero que se afirman como si fueran totalmente ciertas. Por lo general, tienen forma de relatos fabulosos, que pueden llegar a ser tan creíbles que nadie se anima a refutar.
No necesariamente tenemos que sentar a la pareja a los pies de la cama y darle un recetario en forma fría, acerca de lo que queremos o nos gusta. Por ejemplo, está el lenguaje no verbal, que también expresa mucho.
Cada vez que se realiza una encuesta sobre sexualidad femenina, surge un porcentaje importante de mujeres que no alcanzan el orgasmo o que simplemente, no están conformes con su vida sexual. Esta realidad de muchas, debería alcanzar para desterrar el mito del sexo donde todo son rosas, pero que no es así.
Para poder pensar juntos lo que es el erotismo, es imprescindible repensar lo que es la sexualidad humana; pues el erotismo no existe en los animales. Y la sexualidad humana, no es más ni menos, que un lenguaje para la comunicación... para la comunicación de afectos, de sentimientos, de placer.
En ocasiones, las personas otorgan un gran peso a su situación sentimental, en relación con la felicidad. Lo cierto es que la situación sentimental, no se relaciona a modo de causa y efecto con el nivel de bienestar emocional. Lee más.
Cuando alguien seduce a otra persona, es porque hay algo de su personalidad que al otro le resulta tan atractiva, que no quiere apartarse de su lado... que su cabeza no para de pensar en la otra persona: la atracción mental, le resulta más fuerte que la física.
Nuestra pareja es una persona que elegimos para compartir nuestros proyectos de vida, pero no es la totalidad de la misma. Cuando delegamos la responsabilidad y esperamos que otra persona nos haga felices, no nos estamos haciendo cargo de nosotros mismos.
Apenas empiezan los problemas de convivencia, la pareja decide dejar de apostar por esa relación y rompen el compromiso asumido, sin pensarlo demasiado. Todas las opciones son válidas dependiendo del caso, pero, a veces, las personas se quejan de que quieren dar ese paso, pero no encuentran alguien adecuado como para jugarse... o si lo dan, se decepcionan rápidamente de la otra persona. ¿Qué es lo que genera esto?